¿Cuándo empieza una novela? La pregunta es casi tan difícil de contestar como la de cuándo un embrión humano se convierte en persona. Ciertamente la creación de una novela raramente empieza en el momento en que el autor traza con la pluma o teclea sus primeras palabras. La mayoría de los escritores efectúa algún trabajo preliminar, aunque sólo sea mentalmente.
El arte de la ficción, de David Lodge, es un maravilloso compendio de teoría literaria, donde el
crítico, el profesor, el novelista o el hipócrita y hasta el romántico lector
pueden encontrar austeros e inteligentes análisis sobre los mecanismos y engranajes de
la ficción.
Ya el índice con los títulos de los temas
propuestos por el autor es un repaso a toda forma de literatura, desde los imprescindibles “El autor omnisciente”, “La novela
epistolar”, “Los cambios temporales” y “La estructura narrativa”, hasta "El narrador poco fiable", "Las listas" o el incréible "El teléfono".
Es un ensayo sobre los engranajes de la ficción hecho por un escrito, y mejor, por un verdadero lector, lo prueban las impagables citas de las obras sobre las que trata, eje alrededor del cual se articulan los diferentes capítulos, y convierten un libro sobre el esqueleto de la narrativa de ficción en algo que puede leerse como una novela sobre la literatura a través de sus autores, clásicos como Charles
Dickens, Henry James, Edgar Allan Poe, Virginia Woolf, Thomas Hardy,
Hemingway, D. H. Lawrence y Jane Austen, entre otros. Rudyard Kipling, Joseph
Conrad, Brontë y Nabokov. Y autores contemporáneos como Martin Amis,
Paul Auster, Kazuo Ishiguro, John Updike y Anthony Burguess.
Una selección exquisita, aunque muy, muy inglesa. Se trata de un libro nada pretencioso que recurre a
los símbolos de la retórica clásica para explicar los resortes de la obra
narrativa. Un libro sobre cómo se construyen los libros apoyándose en quienes los escribieron.
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