Mi cerebro pulsa como un corazón, se abre como pulmones, se ajusta como pupila de gato, al aire, a la noche, a la luz en la piedra antigua, y a la que está quieta en su mirada, mi cerebro es más yo que yo, es todas las vidas, y todo el aire, y todos los sueños.
¿Por qué vivir la vida si podemos soñarla?
No hay comentarios:
Publicar un comentario