Mia Calderone
El vampiro
Tú, que como una cuchillada
entraste en mi corazón dolorido.
Tú, que a una loca manada
de diablos tienes parecido.
Para hacer de mi espíritu humillado
tu lecho y tu dominio.
¡Infame!, a quien estoy ligado
Como el forzado a su cadena,
como al juego el jugador,
como el borracho a la botella,
como a la carroña los gusanos.
-¡Maldita, maldita seas tú!
De odio e ira lleno la libertad
pedí a la espada un día,
y supliqué al pérfido veneno
que redimiera mi cobardía.
¡Ay! el veneno y como la espada.
Me respondieron con fría actitud
-No eres digno de ser salvado
de esa maldita esclavitud.
-¡Imbécil! -Si tal se lograra
dándole a tu alma un respiro
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro.
El vampiro
Tú, que como una cuchillada
entraste en mi corazón dolorido.
Tú, que a una loca manada
de diablos tienes parecido.
Para hacer de mi espíritu humillado
tu lecho y tu dominio.
¡Infame!, a quien estoy ligado
Como el forzado a su cadena,
como al juego el jugador,
como el borracho a la botella,
como a la carroña los gusanos.
-¡Maldita, maldita seas tú!
De odio e ira lleno la libertad
pedí a la espada un día,
y supliqué al pérfido veneno
que redimiera mi cobardía.
¡Ay! el veneno y como la espada.
Me respondieron con fría actitud
-No eres digno de ser salvado
de esa maldita esclavitud.
-¡Imbécil! -Si tal se lograra
dándole a tu alma un respiro
Tus besos resucitarían
El cadáver de tu vampiro.
Charles Baudelaire
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