jueves, 14 de abril de 2011

Relecturas (Dicen que los clásicos son esos libros que estás volviendo a leer)

Memorias de un amante sarnoso

“Escribí este libro durante las interminables horas que empleé esperando a que mi mujer acabara de vestirse para salir.
Si hubiera andado siempre desnuda, nunca habría tenido la oportunidad de escribirlo”.

PRÓLOGO ADVERTENCIA

De sobras sé que el título de este libro es capcioso, pero lo cierto es que hay mil modos de vender un libro, como los hay de deshollar un gato.
Claro que no existe ninguna relación entre ambas cosas...
sin embargo, tenía yo una tía que siempre decía que existen mil modos de deshollar un gato.
Un buen día, bajo una ola de calor que se abatía sobre el East Side de Nueva York, cedió a sus impulsos y no tardaron en llegar unos hombres vestidos con batas blancas que se la llevaron, mientras aún sostenía el pellejo del gato.
Fue un espectáculo poco ameno.
Por otra parte, parece que mi tía no andaba muy equilibrada.
Quienquiera que compre este libro habrá de considerarse expoliado si se ha dejado engatusar por el título.
Yo bien quisiera haber escrito un buen libro erótico que motivara un escándalo mayúsculo.
Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector, es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libinosidad de millones de compatriotas.
Descartada, pues, la cuestión sexual, vamos a ver de qué otras cuestiones podemos ocuparnos.

Groucho Marx. Memorias de un amante sarnoso.

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