domingo, 4 de octubre de 2009

En otra vida



Hace mucho tiempo, cuando era una adolescente, en las jornadas que normalmente hacen el día 8 de Marzo sobre el papel de la mujer en la sociedad actual una de las profesoras del instituto preparó algo distinto de lo normal: los pobres debates en el aula y proyecciones de películas-denuncia desfasadas. Nos trajo literatura: De Safo a Santa Teresa, pasando por Zambrano o Virginia Wolf. Fue bonito, muy bonito. Ya os hablaré de eso otro día.
Y nos entregó esta poesía fotocopiada en folios morados. La tuve mucho tiempo puesta en la cara interna de la puerta de mi armario. Luego se empezó a romper y a ensuciar... Llevaba mucho sin acordarme de ella, hasta que hoy me han venido unas estrofas a la cabeza, curiosa tencencia a girar sobre sí misma de la memoria, y os la pongo, porque hay mucho de quien fuí en ella, o mucho de ella en quien soy.


Escucha niña...

Escucha niña, cuando te alaben llamándote bella,
o te humillen llamándote fea, no escuches a nadie.
Sólo quieren encerrarte en el espejo de una soledad diferente.
Tú debes vivir, no debes agradar, la belleza está en la vida.
Cuando te leen Caperucita Roja, te quieren mostrar el miedo de
escoger por ti misma el camino.
Estate atenta, niña, los verdaderos lobos son todos aquellos que
matarán tu libertad.
Cuando te leen Blanca Nieves es para convertirte en sirvienta,
aunque sea de un hombre tonto y enano.
¡Rebélate, niña! es humillante servir si no es un gesto recíproco.
Cuando te lean la Bella durmiente te están inyectando un potente veneno
para frenar tus ideas, así, cuando seas mayor, un
hombre sin muchos problemas será dueño de tu cerebro.
¡No te duermas, niña!
Tu inteligencia les da miedo, por eso te llaman tonta.
Pero cuando te dicen que eres inteligente, no
te fíes demasiado, niña,
quieren quizás intentar que aceptes sus posturas interesadas.
Cuando te dicen que eres dulce y buena, ponte en guardia,
quieren decir que te tienen en el bolsillo y controlan los latidos de tu corazón. ¿Eres dulce o te han domesticado?
Cuando te dicen que eres pulida y ordenada, pobre niña, estas ya enmohecida,
han hecho de ti una estatuita que no se ensucia porque no se mueve.
Cuando te enseñan a vivir triste, prueba la locura, niña.
El dolor es una realidad que se debe afrontar cuando se presenta, no un valor sobre el cual edificar la vida.
Sobre nuestras vidas infelices demasiados hombres han vivido de renta.
La felicidad es el mayor desafío.
¿Quién cree ya que es una utopía?

María Teresa d’Antea

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