lunes, 12 de octubre de 2009
Lobo y yo
nos hallamos un poco perdidos, demasiado alejados de todo; apenas quedan bosques y caminos que realmente lleven a algún lado, el mundo es ya un sitio pequeño y completamente explorado, parece que realmente no quedan lugares para la magia, sitios escondidos u olvidados en los que hallar nuestra verdadera naturaleza, esa de la cual el mundo real nos exilió. Y ya no parecen quedar tierras ignotas y oscuras por las que vagar en su busca.
El desánimo hace presa fácil en las criaturas heridas, siempre perdidas, pero da lo mismo, se ha convertido en rutina lo que era batalla y desafío a la esperanza, cada amanecer será una puerta, cada estrella una señal, los vientos, vías nuevas, el mar, el más bello de los caminos, todos los esfuerzos señalarán el plano sobre la tierra viva, del lugar al que lograremos arrivar, uno, entero y nuestro, sueño y promesa, al que llamar hogar.
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