Ya dije que no quiero nada.
¡No me vengan con conclusiones!
La única conclusión es morir.
¡No me traigan estéticas!
¡No me hablen de moral!
¡Sáquenme de aquí la metafísica!
No me pregonen sistemas completos, no me alienen
conquistas
De las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias!)
De las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!
¿Qué mal hice a los dioses todos?
¡Si tienen la verdad, guárdenla!
Soy técnico, pero tengo técnica sólo dentro de la técnica.
Fuera de eso soy loco, con todo el derecho a serlo.
Con todo el derecho a serlo, ¿oyeron?
¡No me importunen, por amor de Dios!
¿Me querían casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me querían lo contrario de esto, lo contrario de cualquier cosa?
Si yo fuese otra persona, les haría, a todos, la voluntad,
¡Así, como soy, tengan paciencia!
¡Vayan al diablo sin mí, ¿para qué tenemos que ir juntos?
¡No me tomen del brazo!
No me gusta que me tomen del brazo. Quiero ser solo.
¡Ya dije que soy solo!
¡Ah, qué inoportunidad querer que yo tenga compañía!
¡Oh, cielo azul –el mismo de mi infancia-
Eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh sedoso Tajo ancestral y mudo,
Pequeña verdad donde el cielo se refleja!
¡Oh, dolor revisitado, Lisboa de otrora de hoy!
Nada me dais, nada me sacáis, nada sois que yo me sienta.
¡Déjenme en paz! No tardo, que yo nunca tardo…
¡Y mientras tarda el Abismo y el Silencio quiero estar solo!
Si te quieres matar, ¿por qué no te quieres matar?
¡Ah, aprovecha!
Que yo, que tanto amo la muerte y la vida,
Si osase matarme, también me mataría…
¿De qué te sirve el cuadro sucesivo de las imágenes
externas A las que llamamos mundo?
¿La cinematografía de las horas representadas
Por actores de convenciones y poses determinadas,
El circo polícromo de nuestro dinamismo sin fin?
¿De qué te sirve tu mundo interior que desconoces
Tal vez, matándote, lo conozcas finalmente…
Tal vez, acabando, comiences…
Y de cualquier forma, si te cansa el ser,
¡Ah, cánsate noblemente, Y no cantes, como yo,
la vida, por ebriedad,
No saludes como yo la muerte en literatura!
¿Hace falta? ¡Oh sombra fútil llamada personal!
Nadie hace falta; no haces falta a nadie…
Sin ti correrá todo sin ti.
Tal vez sea peor para otros tu existir que el que te mates…
Tal vez peses más durando, que dejando de durar…
¿El dolor de los otros?...
¿Tienes remordimiento adelantado
De que te lloren?
Descansa: poco te llorarán…
El impulso vital apaga las lágrimas poco a poco,
Cuando no son por cosas nuestras,
Cuando son por lo que le sucede a los otros, sobre todo la muerte,
Porque es la cosa después de la cual nada sucede a los otros
Primero es la angustia, la sorpresa de la venida
Del misterio y de la falta de tu vida hablada
Después el horror del féretro visible y material,
Y los hombres de negro que ejercen la profesión de de estar allí.
Después la familia para velar, inconsolable y contando anécdotas,
Lamentando la pena de que hayas muerto,
Y tú, mera causa ocasional de aquella lamentación,
Tú verdaderamente muerto, mucho más muerto de
lo que calculas…
Mucho más muerto aquí de lo que calculas
Aunque estés mucho más vivo más allá…
Después la trágica retirada para la sepultura o la fosa,
Y después el principio de la muerte de tu memoria.
Hay primero en todos un alivio
De la tragedia un poco inoportuna de que hayas muerto…
Después la conversación se aligera cotidianamente,
Y la vida de todos los días retoma su día…
Después, lentamente olvidaste.
Sólo eres recordado en dos fechas, anualmente:
Cuando hace años que naciste, cuando hace años que moriste.
Nada más, nada más, absolutamente nada más.
Dos veces en el año piensan en ti.
Dos veces en el año suspiran por ti los que te amaron,
Y una u otra vez suspiran si acaso se habla de ti.
Encárate en frío, y encara en frío lo que somos…
Si quieres matarte, mátate…
¡No tengas escrúpulos morales, recelos de inteligencia!...
¿Qué escrúpulos morales o recelos tiene la mecánica de la vida?
¿Qué escrúpulos químicos tiene el impulso que genera Las savias,
y la circulación de la sangre, y el amor?
¿Qué memoria de los otros tiene el ritmo alegre de la vida?
Ah, pobre vanidad de carne y hueso llamada hombre.
¿No ves que no tienes absolutamente ninguna importancia?
Eres importante para ti, porque es a ti que te sientes.
Eres todo para ti, porque para ti eres el universo,
Y el propio universo y los otros
Satélites de tu subjetividad objetiva.
Eres importante para ti porque sólo tú eres importante para ti.
Y si eres así, oh mito, ¿no serán los otros así?
¿Tienes, como Hamlet, el pavor a lo desconocido?
Pero, ¿qué es lo desconocido? ¿Qué es lo que tú conoces,
Para que llames desconocido a cualquier cosa en especial?
¿Tienes, como Falstaff, el amor aceitoso de la vida?
Si así la amas materialmente, ámala todavía más
Materialmente
¡Tórnate parte carnal de la tierra
y de las cosas!
Dispérsate, sistema físicoquímico
De células nocturnamente conscientes
Por la nocturna conciencia de la inconciencia de los cuerpos,
Por la gran manta no-cubre-nada de las apariencias,
Por el césped y la hierba de la proliferación de los seres,
Por la neblina atómica de las cosas,
Por las paredes remolineantes
Del vacío dinámico del mundo
En la noche terrible, sustancia natural de todas las noches,
En la noche de insomnio, sustancia natural de todas mis noches,
Recuerdo, velando en modorra incómoda,
Recuerdo lo que hice y lo que podía haber hecho en la vida.
Recuerdo, y una angustia
Se dispersa por mí todo como un frío del cuerpo o un miedo.
Lo irreparable de mi pasado -¡ese es el cadáver!
Todos los muertos puede ser que sean vivos en otra parte.
Todos mis propios momentos pasados
puede ser que existan en algún lugar,
En la ilusión del espacio y del tiempo,
En la falsedad de transcurrir.
Pero lo que yo no fui, lo que yo no hice, lo que ni siquiera soñé;
Lo que sólo ahora veo que debería haber sido,
Eso está muerto más allá de todos los Dioses, Eso
–y fue finalmente lo mejor de mí-
ni los Dioses hacen vivir
Si en cierta altura
Hubiese girado
para la izquierda en vez de para la derecha;
Si en cierto momento
Hubiese dicho sí en vez de no,
o no en vez de sí; Si en cierta conversación
Hubiese tenido las frases que sólo ahora,
en la somnolencia elaboro,
Si todo eso hubiese sido así,
Sería otro hoy, y tal vez el universo el universo entero
Sería insensiblemente llevado a ser otro también.
Pero no giré para el lado irreparablemente perdido,
No giré ni pensé en girar, y sólo ahora lo percibo;
Pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo lo que no dije;
Pero las frases que faltaron decir en ese momento me surgen todas,
Claras, inevitables, naturales,
La conversación cerrada concluyentemente
La materia toda resuelta…
Pero sólo ahora lo que nunca fue, ni será para atrás,
me duele.
Lo que frustré de veras no tiene ninguna esperanza
En ningún sistema metafísico.
Puede ser que para otro mundo yo pueda llevar lo que soñé,
Pero ¿podré llevar para otro mundo lo que me olvidé de soñar?
Ésos sí, los sueños por haber, que son el cadáver.
Lo entierro en mi corazón para siempre,
para todo el tiempo,
para todos los universos.
En esta noche en que no duermo,
y el sosiego me cerca
Como una verdad que no comparto,
Y allá afuera la luz de la luna, como la esperanza
que no tengo, es invisible para mí.
El tumulto concentrado de mi imaginación
intelectual…
Hacer hijos a la razón práctica, como los creyentes
enérgicos…
Mi juventud perpetua
De vivir las cosas por el lado de las sensaciones y no
de las responsabilidades.
(Álvaro de Campos, nacido en Algarbe,
educado por un tío abuelo, sacerdote,
que le introdujo un cierto amor por las cosas clásicas.)
(Vino para Lisboa muy mozo…)
La capacidad de pensar lo que siento que me
distingue del hombre vulgar
Más de lo que él se distingue del mono.
(Sí, mañana el hombre vulgar tal vez me lea y
comprenda la sustancia de mi ser,
Sí, lo admito,
Pero el mono ya hoy sabe leer al hombre vulgar
y le comprende la sustancia del ser).
Si alguna cosa fue ¿por qué no lo es? ¿Ser no es ser?
Las flores del campo de mi infancia, ¿no la tendré
eternamente,
En otra manera de ser?
¿Perderé para siempre los afectos que tuve, e incluso
los afectos que pensé tener?
¿Hay alguien que tenga la llave de la puerta del ser,
que no tiene puerta,
Y me pueda abrir con razones la inteligencia del mundo?
Álvaro de Campos Lisbon Resvisited (1923) (Fernando Pessoa)
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