Da igual.
Lo que pesen las sombras y lo bien tejidos que estén los miedos a la piel, lo que tiren de uno los sueños que no se cumplen, ni se podrán cumplir. Da igual, que como flores arrancadas, vayan muriéndose todas las ilusiones. El mundo es un mal sitio para jugar. Es el lugar de todos los finales. Se muere uno tantas veces mientras se teme la muerte auténtica...
Da igual.
Que sea mi risa
mi espada, y mi alegría, mi escudo.
Hay mañana.
Mañana
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