jueves, 18 de noviembre de 2010

El rocío en la magia






Samantha Meglioli

Quizá sea porque con el cambio de hora antes de las seis de la tarde ya es de noche, pero es curioso que últimamente, más que el incendio ocre que se apodera de los bosques en estos días, llenando de oro el suelo y los arroyos, me llame más la atención lo que la luz de la mañana hace al mundo aún dormido, cubierto, de una manera o de otra, de agua. Quizá sea también porque en otoño todas las luces declinan y todo parece moribundo, y la luz clara de la mañana, por implacable y fría que sea, siempre es nueva y tierna.

"Vemos la luz del atardecer anaranjada y violeta porque llega demasiado cansada de luchar contra el espacio y el tiempo"
A. Einstein

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