jueves, 30 de abril de 2009

Mi cerebro sin luz: altar vacío

Azrael, abre tu ala negra, y honda,
cobíjeme su palio sin medida,
y que a su abrigo bienechor se esconda
la incurable tristeza de mi vida.
Azrael, ángel bíblico, ángel fuerte,
ángel de redención, ángel sombrío,
ya es tiempo que consagres a la muerte
mi cerebro sin luz: altar vacío…
Azrael, mi esperanza está enferma;
ya tramonta mi fe; llegó el ocaso,
ven, ahora es preciso que yo duerma…
¿Morir…, dormir…, dormir…? ¡Soñar acaso!
Azrael

Amado Nervo

Eres el dueño de un ámbito cerrado como un sueño

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
A un gato
Jorge Luis Borges

El río interminable

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.
Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,
ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre.
La poesía vuelve como la aurora y el ocaso.
A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.
Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

Arte Poética
Jorge Luis Borges

Una sola mujer, igual a las demás, pero que es ella.

Ahí está lo que fue: la terca espada
del sajón y su métrica de hierro,
los mares y las islas del destierro
del hijo de Laertes, la dorada
luna del persa y los sin fin jardines
de la filosofía y de la historia,
el oro sepulcral de la memoria
y en la sombra el olor de los jazmines.
Y nada de eso importa. El resignado
ejercicio del verso no te salva
ni las aguas del sueño ni la estrella
que en la arrasada noche olvida el alba.
Una sola mujer es tu cuidado,
igual a las demás, pero que es ella.


Al Triste
Jorge Luis Borges

Ya no es mágico el mundo

I
Ya no es mágico el mundo.
Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines.
Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor.
Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.
II
Ya no seré feliz.
Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar.
La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor.
La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

1964
Jorge Luis Borges

miércoles, 29 de abril de 2009

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas

Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?


William Blake

Como una sola flor desesperada

Lo quiero con la sangre, con el hueso,
con el ojo que mira y el aliento,
con la frente que inclina el pensamiento,
con este corazón caliente y preso,

y con el sueño fatalmente obseso
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.

Mi vida es de tu vida tributaria,
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.
Depende de él como del leño duro
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.


La hora morada

¿Qué azul me queda?

¿En qué oro y en qué rosa me detengo,
qué dicha se hace miel entre mi boca
o qué río me canta frente al pecho?

Es la hora de la hiel, la hora morada
en que el pasado, como un fruto acedo,
sólo me da su raso deslucido
y una confusa sensación de miedo.

Se me acerca la tierra del descanso
final, bajo los árboles erectos,
los cipreses aquellos que he cantado
y veo ahora en guardia de los muertos.

Amé, ay Dios, amé a hombres y bestias
y sólo tengo la lealtad del perro
que aún vigila a mi lado mis insomnios
con sus ojos tan dulces y tan buenos.

Juana de Ibarborou

martes, 28 de abril de 2009

Lejos de la mirada de Dios

Epígrafe para un Libro Condenado Por Charles Baudelaire
Las Flores del Mal, traducción de Ulyses Petit de Murat.


Lector apacible y bucólico, sobrio e inocente hombre de bien, arroja este libro saturniano, orgiástico y melancólico.
Si no has estudiado tu retórica con Satán, el astuto decano, ¡arrójalo!
No comprenderás nada de él, o me creerás histérico.
Pero si, sin dejarte hechizar, tu pupila sabe sumergirse en los abismos, léeme, para aprender a amarme; alma curiosa que sufres y andas en busca de tu paraíso ¡compadéceme! Sino, ¡yo te maldigo!


La Destrucción


A mis costados, sin cesar, se agita el Demonio;
flota a mi alrededor como un aire impalpable;
lo aspiro y siento que abrasa mis pulmones
y los llena de un deseo eterno y culpable.
A veces toma (conoce mi gran amor por el Arte)
la forma de la más seductora de las mujeres y,
bajo especioso pretexto de aburrimiento,
acostumbra mis labios a filtros infames.
Me conduce así lejos de la mirada de Dios,
jadeante y rendido de fatiga, en medio de las llanuras del Hastío,
profundas y desiertas, y lanza a mis ojos llenos de confusión
¡vestidos manchados, heridas abiertas
y el parto sangriento de la Destrucción!

El corazón del creador de Ejecutor


Jack Leyreloup his portfolio in Deviantart

Amo su luz y su fuerza
sus abismos de oscuridad
afilados como los años de tristeza y soledad
poblados de sombras errantes,
de sueños perdidos,
un paraje de lobos, dueños de las pesadillas,
donde las mareas de palabras vacías
traen cáscaras de otras vidas a las negras orillas,
esas fotografías marchitas que no guarda...
Amo sus ojos profundos, puertas a lo desconocido
capaces de tejer, sin embargo, su mirada tranquila,
su aliento caliente y pacífico,
su voz conocida y segura
su pasado informe, criatura abisal,
los años de tristeza y soledad,
sí, también a ellos.
Su quieta lealtad de lobo duro,
la incréible profundidad de su palabra,
su perfil de ser malvado,
su condición de ser apartado,
su nobleza antigua como el mar, crítica.
La tranquila maldad de sus creencias,
sus juicios inclementes,
la inamovible seguridad de sus convicciones,
su humor equilibrado en el filo de la guadaña,
y que en ese aparente yermo frío
de hielo antiguo, tan azul, ajeno y perenne,
que al verme reflejada,
me halle,
siempre,
segura, pequeña, dulce, recogida y amada
en su mirada.

Viaje a la ficción


"Para mí, la idea del despuntar de la civilización se identifica más bien con la ceremonia que tiene lugar en la caverna o el claro del bosque en donde vemos, acuclillados o sentados en ronda, en torno a una fogata que espanta a los insectos y a los malos espíritus, a los hombres y mujeres de la tribu, atentos, absortos, suspensos, en ese estado que no es exagerado llamar de trance religioso, soñando despiertos, al conjuro de las palabras que escuchan y que salen de la boca
de un hombre o una mujer a quien sería justo, aunque insuficiente, llamar brujo, chamán, curandero, pues aunque también sea algo de eso, es nada más y nada menos que alguien que también sueña y comunica sus sueños a los demás para que sueñen al unísono con él o ella: un contador de historias.
Quienes están allí, mientras, embrujados por lo que escuchan, dejan volar su imaginación y salen de sus precarias existencias a vivir otra vida —una vida de a mentiras, que construyen en silenciosa complicidad con el hombre o la mujer que, en el centro del escenario, fabula en voz alta—, realizan, sin advertirlo, el quehacer más privativamente humano, el que define de manera más genuina y excluyente esa naturaleza humana entonces todavía en formación: salir de sí mismo y de la vida tal como es mediante un movimiento de la fantasía para vivir por unos minutos o unas horas un sucedáneo de la realidad real, esa que no escogemos, la que nos es impuesta fatalmente por la razón del nacimiento y las circunstancias, una vida que tarde o temprano sentimos como una servidumbre y una prisión de la que quisiéramos escapar. Quienes están allí, escuchando al contador, arrullados por las imágenes que vierten sobre ellos sus palabras, ya antes, en la soledad e intimidad, habían perpetrado, por instantes o ráfagas, esos exorcismos y abjuraciones a la vida real, fantaseando y soñando. Pero convertir aquello en una actividad colectiva, socializarla, institucionalizarla, es un paso trascendental en el proceso de humanización del primitivo, en la puesta en marcha o arranque de su vida espiritual, del nacimiento de la cultura, del largo camino de la civilización.
Inventar historias y contarlas a otros con tanta elocuencia como para que éstos las hagan suyas, las incorporen a su memoria —y por lo tanto a sus vidas—, es ante todo una manera discreta, en apariencia inofensiva, de insubordinarse contra la realidad real. ¿Para qué oponerle, añadirle, esa realidad ficticia, de a mentiras, si ella nos colmara?
Se trata de un entretenimiento, qué duda cabe, acaso del único que existe para esos ancestros de vidas animalizadas por la rutina que es la búsqueda del sustento cotidiano y la lucha por la supervivencia. Pero imaginar otra vida y compartir ese sueño con otros no es nunca, en el fondo, una diversión inocente. Porque ella atiza la imaginación y dispara los deseos de una manera tal que hace crecer la brecha entre lo que somos y lo que nos gustaría ser, entre lo que nos es dado y lo deseado y anhelado, que es siempre mucho más. De ese desajuste, de ese abismo entre la verdad de nuestras vidas vividas y aquella que somos capaces de fantasear y vivir de a mentiras, brota ese otro rasgo esencial de lo humano que es la inconformidad, la insatisfacción, la rebeldía, la temeridad de desacatar la vida tal como es y la voluntad de luchar por transformarla, para que se acerque a aquella que erigimos al compás de nuestras fantasías."

"La respuesta a la derrota cotidiana es la imaginación: huir hacia un mundo de fantasía. Es decir, aquella operación de donde nació la literatura, por la que existe la literatura."
El viaje a la ficción de Vargas Llosa

"El hombre ha sido creado con un vacío en su interior que jamás podrá llenar"
(Hellboy II El Ejército Dorado)

Hierba Mora


De las muchas formas que hay de enamorar, una de las más poderosas, de las más sugerentes y de las más excitantes es el enamoramiento literario. Que bien se podría llamar así a la llama que se enciende cuando uno intercambia escritos con otra persona. Desde luego que la chispa inicial seguro que la pone el cuerpo con sus evidencias, pero el alma que escribe va alimentando el fuego para hacerlo arder de forma apropiada. ... De las muchas formas que hay de enamorar, alguna es muy sutil y aparece en personas sensibles y tiernas, que le tienen afición a la escritura, y por eso mismo cuando leen o cuando escriben ponen ahí el alma toda para que la otra persona en cuestión pueda, viendo el alma desnuda, adaptarse a ella y desearla, y puestos ya a desear el alma, les venga algún pensamiento de esos que llaman malos, que a saber por qué se llamarán malos pensamientos los pensamientos amorosos y juguetones, que nos abren la ventana de la imaginación para intuir la forma en que acariciaríamos precisamente a esa otra persona entre todas las personas que en el mundo han sido.Se dice aquí todo esto porque la correspondencia es una cosa peligrosa. ... Que escribir cartas es agasajar con palabras y las palabras, si están bien escogidas y el alma en su justa sazón, pueden curar mejor que las hierbas mágicas, que parece que prolongan el placer como los afrodisíacos y atenúan el dolor como los analgésicos, que por algo afrodisíaco y analgésico también son palabras.

La Hierba Mora, o tomatillos del diablo, es un sedante y un analgésico, un bálsamo para el dolor. Muy tóxica en la mayoría de los casos, puede provocar abortos, envenenamientos e intoxicaciones irreversibles si no es manejada por personal cualificado. Bien medidas las cantidades, la Hierba Mora relaja, produce olvido del daño y calma el dolor.


Novela intensa, de múltiples matices, escrita a tres voces, bajo una estructura entrecortada de breves capítulos que entrelazan las tres historias, Moure inserta gran diversidad de géneros, que van desde el epistolar, en cartas del siglo XVII y correos electrónicos del XXI, fragmentos de ensayos filosófico, reflexiones de un diario íntimo, los versos de un poemario, o en forma de cuaderno de recetas y/o conjuros para atraer amantes, apuntes, máximas morales y recetas del saber de las plantas para curar los dolores que afectan a las mujeres...

La primera presencia es el voraz apetito cultural de la Reina Cristina de Suecia, hito cultural y político del siglo XVII, protectora de las artes y las ciencias, que ha decidido no casarse ni tener familia para poder dedicarse a saciar su curiosidad existencial. Y para ello construye a su alrededor círculos de científicos y filósofos que la conviertan en la mujer más cultivada de su época.
Hasta aquí la parte fiel a la historia nos hace coincidir al filósofo francés, que acude al llamado de la reina, y a ésta, que desea recibirlo en la corte para afianzar la amistad que mantenían por carta y nombrarlo su tutor, para así poder aumentar sus horas de estudio, tener un apoyo con quien debatir sobre los más diversos temas y un profesor las veinticuatros horas. Debajo de la sed de saber de Cristina se encuentra un amor platónico por el filósofo, una atracción por su sabiduría y el misterio que lo acompaña (se dice que dejó a una mujer con quien tuvo una hija y que ésta murió y que una gran muñeca de madera que la representa, guardada en un baúl, lo ha acompañado durante toda la travesía). La reina sabia es la primera de las mujeres que tejen esta historia alrededor del conocimiento. Helene de Jans, madre de la hija de Descartes, es una partera y curandera, es la voz de la sabiduría del pueblo, la que nos entrelaza la relación del pasado y el presente de la corte sueca y la estancia de Descartes con un herbario mágico, un Libro de Mujeres, al uso de la época, en que nos describe los usos curativos o mágicos de las plantas, así como sortilegios para diversas dolencias anímicas o físicas. Al mismo tiempo nos cuenta su propia vida, cómo la experiencia le ha enseñado a aprender de lo que encuentra al alcance de su mano y cómo su relación con el filósofo ha enriquecido su visión del mundo y le ha permitido desconfiar de él. A través de hierbas y sus usos, se nos descubre una mujer culta e independiente, unida a la tierra y que se va separando de los estándares de la sociedad del siglo XVII.

El último eslabón de esta cadena de mujeres llega a nuestros días con Inés Andrade, una estudiante de filosofía que prepara su tesis y estudia la relación habida entre la Reina Cristina y René Descartes y que al mismo tiempo ha descubierto en un baúl de la vieja casa partes de una vida antigua que deberá ir uniendo para dar lugar a esta historia.
Tres lugares, tres tipos de vida y tres mujeres entrelazan una historia de cómo el conocimiento femenino alcanza sus metas. Ya el título hace referencia a la planta que a su vez es una metáfora de la mujer. “Hierba mora es una planta, una mala hierba común que comparte con las mujeres la mala fama, ya que de una y otra se ha ido diciendo que son tóxicas y de mala ralea” Tres mujeres en tiempos y espacios distintos se encargarán de rebatir la aspiración cartesiana de la racionalidad pura en detrimento de la perniciosa pasión. Para lograrlo, la autora atribuye tres amantes a Descartes, tres pozos de sabiduría cotidiana, sensibles y sabias, que usarán la palabra como camino para la curación del dolor y la comprensión de sí mismas.
En fin, un libro sobre la búsqueda de la libertad y sobre la necesidad de ser quien se es.


¿Por qué escribir será una actividad regulada por la mente si es el cuerpo quien hace el trabajo?

lunes, 27 de abril de 2009

El señor Mee

Siguiendo el consejo de su sacrificada ama de llaves, el señor Mee, un cordial octogenario, abandona sus libros polvorientos y recurre a Internet para buscar la Enciclopedia de Rosier, un libro perdido que propone la filosofía de un universo alternativo. Lo que encuentra en su lugar es la fotografía de una muchacha desnuda leyendo Ferrand y Minard: Jean-Jacques Rousseau y la búsqueda del tiempo perdido. Mientras tanto, en la primavera de 1761, los dos copistas franceses Ferrand y Minard se encuentran en posesión de la Enciclopedia de Rosier y son perseguidos por las autoridades, que quieren apoderarse de los secretos que encierra. Las historias entretejidas que siguen después se ocupan de la locura de Rousseau, de la enfermedad terminal de un erudito enamorado y del tardío descubrimiento que hace el señor Mee del sexo, de las drogas y de Jimmy Shand.


Esta es la contraportada de El señor Mee, de Andrew Crumey, un libro discreto, serio, culto y organizado como el mecanismo de un reloj, perfecto, pausado, limpio y muy eficaz, y así va desplegando todo su artificio según avanza el segundero, llevándonos con él.
Un viejillo encantador algo despistado y completamente despegado de la realidad, encuentra, a través de una búsqueda casi borgeana, un libro que lleva mucho buscando, pero necesita comprarse un ordenador y una conexión a internet, con todo lo que eso conlleva, para, al final, hallar el libro sobre los muslos de una mujer que cobra por desnudarse para la webcam. Dos eruditos muy poco inteligentes sumergidos en la Ilustración y un peculiar profesor de literatura pagado de sí mismo que no es tan culto ni tan genial como cree completan la trama. La máquina formal, de relojero preciso, de su prosa sencilla y directa no han de distraernos, es un libro muy bien escrito y profundo, que, como los libros realmente buenos, exige de su lector para funcionar correctamente. Una maravilla, un descubrimiento, una caja de tesoros antiguos. Vale la pena.

A cualquier luz capaz de ser camino le llaman Aforismo


Reflexiones sobre el pecado, el dolor, la esperanza y el verdadero camino (1917-1919) Franz Kafka


Los cuervos afirman que un sólo cuervo podría destruir los cielos. Indudablemente, es así, pero el hecho no prueba nada contra los cielos, porque los cielos no significan otra cosa que la imposibilidad de los cuervos.


Aforismos (Consideraciones acerca del pecado)
Lo que nos hace llamar con el nombre de juicio final al juicio universal, es sólo nuestra concepción del tiempo; en realidad se trata de un juicio sumario.

Por fortuna, la incoherencia del mundo parece ser de índole solamente cuantitativa.


Procura cooperar con el mundo en la lucha entre ti y el mundo.


Indivisible es la verdad. Por lo que no puede reconocerse por sí misma; para reconocerla hay que ser mentira.


¿Hay algo que puedas conocer que no sea ilusión? Si una ilusión se disipara no debes mirar o te convertirías en estatua de sal.


No es necesario que salgas de casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera solamente. Ni siquiera esperes, quédate solo y en silencio. El mundo llegará a ti para hacerse desenmascarar, no puede dejar de hacerlo, se postrará extático a tus pies.

domingo, 26 de abril de 2009

La Literatura Gótica





EL JOVEN A SUS JUICIOSOS CONSEJEROS


¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso que lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansar en su mar natal.


La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en el combate?


La vida no está dedicada a la muerte,
ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éterno nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.


¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!


Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad!¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!


Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.
Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza.



LA DESPEDIDA


¿Queríamos separarnos? ¿Era lo justo y lo sabio?
¿Por qué nos asustaría la decisión como si fuéramos
a cometer un crimen?
¡Ah! poco nos conocemos,
pues un dios manda en nosotros.


¿Traicionar a ese dios? ¿Al que primero nos infundió
el sentido y nos infundió la vida, al animador,
al genio tutelar de nuestro amor?
Eso, eso yo no lo hubiera permitido.


Pero el mundo se inventa otra carencia,
otro deber de honor, otro derecho, y la costumbre
nos va gastando el alma
día tras día disimuladamente.


Bien sabía yo que como el miedo monstruoso y arraigado
separa a los dioses y a los hombres,
el corazón de los amantes, para expiarlo,
debe ofrendar su sangre y perecer.


¡Déjame callar! Y desde ahora, nunca me obligues a contemplar
este suplicio, así podré marchar en paz
hacia la soledad,
¡y que este adiós aún nos pertenezca!
Ofréceme tú misma el cáliz, beba yo tanto
del sagrado filtro, tanto contigo de la poción letea,
que lo olvidemos todo
amor y odio!


Yo partiré. ¡Tal vez dentro de mucho tiempo
vuelva a verte, Diotima! Pero el deseo ya se habrá desangrado.
Entonces, y apacibles
como bienaventurados
nos pasearemos, forasteros, el uno cerca al otro conversando,divagando, soñando, hasta que este mismo paraje del adiós
rescate nuestras almas del olvido
y dé calor a nuestro corazón.


Entonces volveré a mirarte sorprendido, escuchando como otrora el dulce canto, las voces, los acordes del laúd,
y más allá del arroyo la azucena dorada
exhalará hacia nosotros su fragancia.


Friedrich Hölderlin (1770-1843) Otro al que como con Nietzsche nos arrebató la locura.

Como podéis ver, los primeros románticos, los padres de lo que hoy llamamos literatura oscura o gótica, no penaban más que por la luz. Pero iré más despacio. Es difícil resumir todas y cada una de las claves que llevan a la creación de algo, que aunque conserva elementos de lo anterior, y usa herramientas conocidas, obtiene un resultado, un lenguaje y una lectura, tan distinto de lo ya existente. Y es que en su primer período, la literatura gótica va surgiendo al ritmo lento de las respuesta a los vacíos que dejaba la literatura que se conocía, de las obras que se asomaban a otros mundos y vivencias, y así, buscando experimentar otras sensaciones, miedo, tensión, o vacío. Ciertos autores marcan la pauta de un nuevo género y una parte significativa de la sociedad se acerca a él y lo utiliza, también, como ruptura y escape. (Mención a parte merecen los cuentos antiguos, las leyendas, o incluso los poemas germánicos, pues a nadie escapa que el origen de la ficción es ése en concreto, quizá sólo hacía falta que alguien desligara los elementos de la literatura oscura ya presentes en Grimm de lo que se consideraba algo para niños)
La palabra gótico en sus orígenes se utilizaba para designar la barbarie germánica, aquello que se asociaba a la oscuridad medieval: el desorden, la rigidez estanca de las creencias, con su separación perfecta de lo bueno y lo malo, y el caos, que era tomado a parte aunque fuera indudablemente malo. Y es tras Hölderlin y los primeros románticos que llega este cambio y el público adecuado que lo recoja, y sin duda son ellos, los llamados Malditos, Heterodoxos y Alucinados: Arthur Rimbaud, Hölderlin, Algernon Blackwood... los que cruzan el primer puente. Así, y no de la nada, todo está ligado siempre a todo, es que aparece en Inglaterra la figura de Horace Walpole (1717-1797) y su Castillo de Otranto (1764), considerada por muchos la primera novela gótica. Y aunque hay un marcado gusto por la oscuridad, este es sólo un elemento decorativo en la trama, es el escenario, es la luz lo que persigue y ama el autor, la pureza, la inocencia... El mal sigue siendo algo ajeno al hombre, ni siquiera comparten aire, el mal es desmesurado, inaccesible, grotesco, diferente de la medida real del hombre. Pero sin duda es el Castillo de Otranto la grieta por la que entra lo que ahora llamamos gótico.

La madurez de las letras oscuras se alcanza en la década de 1790 en forma de grandes novelas. Estas obras colosales sirven para caracterizar perfectamente el género y su influencia se hace notar en muchos lugares del continente europeo. Es en esta época en la que destaca Ann Radcliffe (1764-1823), creadora de una de las obras más emblemáticas, Los misterios de Udolf (1794). En 1794 Matthew Gregory Lewis (1773-1818), un joven de 19 años, escribía a su madre: "¿Qué te parece que haya escrito en sólo diez semanas una novela de entre 300 y 400 páginas? Nunca he escrito nada la mitad de bueno". Se llamará El monje, y me gusta tanto que si los editores no la publican lo haré yo" Una novela terrible, impresionante, sinuosa y abismalmente desproporcionada: la cima del gótico, llena de oscuridad y fuerza. Por ello, ya desde su aparición la obra fue tachada de corrompida y blasfema por los sectores más apegados a los valores morales y religiosos de la época, sin escatimar airados epítetos que la condenaban por libertina, impía y atea, lo que aún le confirío mayor fama. El propio Coleridge elogia su fuerza imaginativa, pero añade que la obra destila un veneno moral que los aciertos literarios no hacen sino agravar. H.P. Lovecraft la considera «una obra maestra de verdadera pesadilla cuyos elementos generales de corte gótico están condimentados con un cúmulo de rasgos macabros.» La novela nos presenta a un monje español, llamado Ambrosio, quien de un estado profundamente virtuoso pasa a ser tentado por el demonio bajo la apariencia de la doncella Matilde. Finalmente, Ambrosio, condenado a morir en manos de la Inquisición, consigue escapar al castigo a costa de vender su alma al demonio.

Y como la serpiente ouróbora, que acaba en el inicio de sí misma, esta serie de primeras novelas, he mencionado las más representativas, dejan paso a un gótico influenciado por diferentes corrientes emergentes: Uno de los más influyentes será el romanticismo, un segundo romanticismo. En 1818 Mary WollstoneCraft Shelley (1797-1851) publica Frankenstein o El Moderno Prometeo, en el que aparecen nuevos elementos muy llamativos, como la forma en que se cuestiona la figura del hombre como creador o se plantean los límites morales de la ciencia.
En 1820, aparecerá la última obra de importancia que asentará no sólo la literatura gótica, sino los conceptos sobre la oscuridad y la importancia real del hombre y sus cargas tal y como los conocemos: Melmoth el Errabundo, del clérigo irlandés Charles Robert Maturin. La novela de Maturin trata sobre como su personaje, Melmoth, tras sellar un pacto con el diablo, recibirá una vida inmortal, llena de tormentos, en la cual su cuerpo vagará sin alma y sin rumbo. Su condición no cambiará hasta que encuentre alguien que quiera aceptar el trato con el diablo y heredar su maldición. Melmoth, en su agonía, visitará lugares tan siniestros como prisiones, manicomios, los tribunales de la Inquisición... Y si nos atrevemos, tendremos el gran honor de ser testigos de un viaje sin retorno hasta las mismas puertas del infierno.

Vendrían luego, el Drácula de Stoker, que humaniza y acerca al monstruo, que sella el abismo infranqueable entre lo oscuro, lo malo, lo eterno y el corazón humano, la imagen del reposo del bien hasta ahora, (Bien vale que pensemos un segundo en la película de Coppola "He cruzado óceanos de tiempo para encontrarte" porque en ella, lo que se ama, lo que se muestra, son los vacíos humanos. No hay diferencia entre el monstruo y el hombre) Y, del otro lado del mar Ambrose Bierce, El monje y la hija del verdugo, con G.A Danzinger – más conocido entre los fans de Lovecraft por el nombre que escogió posteriormente: Adolphe de Castro), Escarabajos Negros en Ambar, 1892 y ¿Pueden suceder tales cosas?, 1893, importante porque tras su estela nos llega H.P Lovecraft, no el mejor, ni el único, ni siquiera el más innovador, pero sí el más conocido, el mayor creador. No era un gran escritor, pero tenía una imaginación portentosa y fue el que de verdad asentó el género y lo abrió a todo el mundo.

Y, por supuesto, Edgar Allan Poe, uno de los mejores, un gran escritor, sin duda, y un maestro de los elementos necesarios para manejar el miedo, la atmosfera pesada de la tensión y la erudición necesaria para más que obras crear leyendas. ¿Quién no se ha rendido, a tantos y tantos niveles, ante El cuervo? Lenta, culta, llena de sombras, de remordimiento, de abismos miserables en el corazón, de presagios y maldiciones, de espejos que abismarse, de angustia y muerte. Es perfecta. Poe le confiere la palabra literatura con mayúsculas a la litera Gótica, y aún peor fama, me temo, con su biografía aún más tenebrosa que su obra, la de que todos están malditos, a un paso de la locura o ya merodeando en ella.
El cambio opera sobre el vértice de la perspectiva que se tiene del monstruo, de lo Otro en tanto malo o dañino, en la apreciación de la naturaleza maligna. Y los pares necesarios en El Castillo de Otranto Luz/Vida Inocencia/Bondad se asocían al hombre y Oscuridad/Pecado Maldad/Tinieblas a lo Otro, la Luz es el único camino del hombre, lo único que es suyo y a lo que debe atender. Seran estas fronteras las que se difuminen y finalmente desaparezcan según el genero se asiente y enriquezca, así, en obras posteriores, el hombre vaga por las sombras, es exactamente de la misma medida, moral e incluso física que el mal o lo otro que le espera en las sombras, o incluso es el mismo monstruo (El retrato de Dorian Grey, Doctor Jeckyll y Mr. Hyde) Así ya no es lo oscuro que acecha, como araña, lo que nos gana, sino que se admite que habita en nosotros una sombra equivalente a esa luz, que es fuerza, y vida, que veían los primeros autores.

Y, como ya intuís, desde aquí sólo unos cuantos pasos lógicos, adaptados a la época y modas nos separan de la saga de las Brujas de Mayfair de Anne Rice, o de Ira Levin y su La semilla del diablo, y por supuesto Stephen King It, o Dean Koontz, Fantasmas en las que lo oscuro ya aparece ligado ya no sólo al hombre, sino a lo cotidiano, a la esfera de lo humano en todas sus facetas, lejos de las vueltas tortuosas, desmesuradas que necesitaban en El castillo de Otranto para subsumir lo malo sobre el mundo, aparece ya como algo que no es totalmente lo Otro, aunque sea distinto o incluso aunque busque el mal.

Os preguntaréis porqué os he dado semejante chapa a estás horas, pero me gustaría que vieséis el hilo conductor del blog, o al menos una cierta lógica a lo que posteo, he llegado a ser lo que soy a través de la textura de la luz que he ido encontrando en cuanto he leído, que ojalá hubiera seguido un orden, y aunque las poesías que he escrito son mi visión sobre la luz, no deja de maravillarme lo que se ha escrito sobre ella, y aunque hable de abismo, del peso de la vida, de la atracción por la muerte, soy lo que soy gracias a ellos y a otros muchos que no he mencionado por no hacer el resumen infinito. Y es precioso, y valiente, y realmente valioso que alguien grite que se ha de luchar contra la pérdida de la luz cuando lo que se pedía desde el poder y la cultura de la época era humilde aceptación. ¿Qué mérito tiene hoy hablar del amor por la oscuridad? Hay miles de blogs hablando de eso, mostrando fotos de eso. Así que mis poesías hablarán de negrura y grieta, y pérdida, y las que de verdad os recomiendo, las realmente buenas y valientes, las que no podréis olvidar, serán luz, y coherencia, y camino.

Os animo a que me dejéis las vuestras.

Parte del camino


Michal Karcz en Deviantart

Han venido las lluvias
sucias
y no hay lugar al que volver
tenemos de nuevo las manos vacías
secas
y mucho más viejas que ayer
Una bandada de cuervos
se ha posado, negra y ruidosa,
sobre el camino por el que volver
Han llegado los tiempos oscuros,
y entre sombras nos volvemos a perder.
Ya no canta la noche pintando los cielos,
ni llevan agua los arroyos en los sueños
Me he quedado sin aire en los pulmones
y la agría sensación de ser fuerte y dura,
pero somos criaturas de noche
recuerdo
nos recuerdo
y más cosas han visto, sufrido y vivido
nuestros ojos y corazones
y aún nos tenemos,
gloria
desafío
y salto,
el uno al otro

¿Me iría?


Michal Karcz en Deviantart

¿Y si se abrieran las Puertas Secretas?
Si en un muro de suburbio, entre insultos, graffitis
y restos de antiguas protestas, gritos de vidas asomadas
al vacío, entre la basura y las malas hierbas, siempre
en lo olvidado y ajeno, se abriera la puerta que conduce a lo OTRO...
Si se me abriera
Si me buscara
Si se me ofreciera la alternativa a la vida
Si en lo cotidiano, en lo feo, en lo pobre y abandonado,
se abriera la puerta a la maravilla
el fin del desencanto, el principio de todo sueño
¿Me iría?
¿Me abalanzaría dejando atrás consciencia y amor?
¿Amor y consciencia?
Mañanas robadas a la desesperanza por la luz
noches compartidas
besos y susurros, y manos que buscan y acarician,
y trabajo, y agotamiento, y costumbre...
¿Me iría?
¿Y si me buscaran las puertas a la magia, al olvido?
Quizá amar sea eso,
buscar lo que eres en los fuegos que el otro enciende para verte
Faro que son ventanas
Hoguera que es alma
tu futuro en la palma de su mano
el camino, bajo sus pies marcado
¿Me iría?
¿Y si eso es el amor?
Quedarse
y me quedo
He cambiado la puerta a la magia
la mera posibilidad
por las llaves a los sueños que me alzan.




"Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina"

G.K. Chesterton

viernes, 24 de abril de 2009

El camino irremisible hacia la noche


Michal Karcz en Deviantart

Así como muere la mañana
combada bajo el peso de la luz,
y varada queda
convertida en ecos y oleaje,
ante la boca abierta
púrpura y ámbar
de la noche, la negra barrera,
Siempre la última.
Así moriremos también nosotros
doblados, perdidos, abiertos, divididos
bajo el peso de la luz en las entrañas
en las cuencas de los ojos
en las vacías manos tan blancas...
Solos ante la blanca orilla,
ante el mar, al que nos abisma,
El mar
sombra, vientre y espejo vacío,
alma de todos los espejos
cuna de abismos
padre del desaliento
fin de toda luz...
Reencuentro, tumba y abrazo frío
olvidado...
Es la luz que deslumbra y desgasta,
la que nos arrojara primero al mundo.
La que nos abre y arrastra, divide y ancla.
Nos guia luego hacia el muro,
más abajo,
más abajo
la nada
a nosotros, criaturas de noche y arena,
sin ojos ni alas.
Eso implica la Luz.
Porque en el primer alba
o bajo la noche más oscura
es el simple vivir,
de araña vieja tejido paciente de vida, calor y luz,
el entramado de sueños y cenizas amargas
que nos sustenta, el resultado de vida:
La vida, es lo que mata

jueves, 23 de abril de 2009

Voldrien




L´Ham de Foc Cor de Porc. Voldrien/Querrían


Querrían
López/Aranda letristas

Cierra la puerta con siete llaves
Ajusta el hierro de los siete paños

Lo que ha de ser, será
y le cortarán las manos

Querrían que bajara
la mirada hasta el pecho
Que dijera, sin espera,
a los que mandan, sí.


Querrían una reina
y la reina quiere harapos
falda vieja y maravilla
al atardecer

¡Cierra la puerta, pon cerrojo!
Rejas que duermen detrás de la pared


No le dejarán ir,
le cortarán las manos


Querrían que luchara
y la cabeza del enemigo
se la colgara de la silla
y la piel como abrigo.


Querrían un hermoso príncipe,
tan feron como un león
y el príncipe, inocencia
se le rompe el corazón



Dicen de este grupo que es el Dead can Dance español, pero es más que eso, porque además de recoger melodías antiguas y usar instrumentos medievales, recrea sonidos principalmente mediterráneos para fusionarlos con sonidos griegos, del magreb, indios, australianos, o del norte de Europa con base en música antigua, en armonías medievales.
 La letras son profundas y exigentes, la voz, (Mara Aranda) perfecta, equilibrada, rica y siempre acompañando a la música en vez de abrirla, los músicos realmente competentes (EFREN LÓPEZ: Ud, Buzuki, sitar, salterio, zanfona, mandolina, guitarras y saz. CARLOS SANCHIZ: Acordeón, clarinete. EDUARD NAVARRO: Dulzaina, gaitas, tarota, gralla, flautas, violín. XAVI NAVARRO: violín. DIEGO LÓPEZ: Darbuka, bendir, cajón, udu, crótalos, redoblante, tabalet. JOANSA MARAVILLA: Talk drum, efectos, bendir, panderetas, tabla. PEP AHUIR: Buzuki, saz, guitarras)
El conjunto es una música acertada y vibrante, llena de calor, antigua y compleja. 
Un verdadero regalo en estos días de cantantes y canciones fáciles que nada piden al público pero tampoco nada dan. 
Incréible

Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz


Ann Mei en Deviantart

No entres dócilmente en esa buena noche.


No entres dócilmente en esa buena noche,

Que al final del día debería la vejez arder y delirar;

Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.

Aunque los sabios entienden al final que la oscuridad es lo correcto,

Como a su verbo ningún rayo ha confiado vigor,

No entran dócilmente en esa buena noche.

Llorando los hombres buenos, al llegar la última ola

Por el brillo con que sus frágiles obras pudieron haber danzado en una verde bahía,

Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.

Y los locos, que al sol cogieron al vuelo en sus cantares,

Y advierten, demasiado tarde, la ofensa que le hacían,

No entran dócilmente en esa buena noche.

Y los hombres graves, que cerca de la muerte con la vista que se apaga

Ven que esos ojos ciegos pudieron brillar como meteoros y ser alegres,

Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.

Y tú, padre mio, allá en tu cima triste,

Maldíceme o bendíceme con tus fieras lágrimas, lo ruego.

No entres dócilmente en esa buena noche.

Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.


Dylan Thomas

miércoles, 22 de abril de 2009

Soñar acabará por darnos alas


"El hombre es la mezcla entre el ángel que cae y el simio que se alza"
Terry Prattchet "Papa Puerco"

Miedo


Michal Karcz en Deviantart

Entiendo el miedo
al que abisma el vacío,
lo entiendo,
siempre es lo mismo:
Estamos perdidos,
y vacíos,
la noche es inafrontable,
y el salto a lo desconocido
infinito.
Pero ya basta:
Dios sólo es una palabra,
y la muerte simple final de trayecto
Son mejor sendero,
otras miradas,
las bocas y manos ajenas,
los únicos, en serio,
caminos capaces de guiar corazones,
pero nos llenamos de aire,
de palabras antiguas lavadas con sangre,
como globos
que no pueden elevarse,
no hay respuestas,
dicen,
y lo entiendo,
el miedo, pero sin respuestas
las preguntas carecen de significado.
Miramos la noche,
sobrecogidos,
buscamos en ella
estrellas, respuestas,
canciones y sendas,
¿qué va a haber ahí fuera
por hermoso que parezca,
que no vayamos a hallar
dentro?
La oscuridad nos da miedo,
y no somos capaces
de jugar con las
luciérnagas

Despacio


Michal Karcz en Deviantart

Hay una nota sonando,
eco de sí misma,
en el fondo de cada abismo,
la que se tocara, despacio,
con la cuerda tensa
que a la vida ata la mente,
antes de que la noche
por la luz fuera violada,
así que el abismo llama, siempre,
al abismo, grieta y grito,
que desde cada uno de nosotros
lo reclama.

Encrucijada


Michal Karcz en Deviantart

Quiero que me entierren en la orilla del camino
de cualquier camino,
que sea senda, parte, tránsito y laberinto.
Enterrar es detener, pero también poseer,
y seré presa sí, pero liberada al fin, parte al fin,
de todos los caminos sin recorrer y las horas vacías.
Quiero por piel la celosía de luz que las ramas tejen en el aire,
para comunicarse así con la tierra tan lejana,
el rumor inextinguible, prueba y trazo,
del viento arrojándose sobre los bosque antiguos,
quiero que me entierren en la orilla del camino,
y ser para siempre, huella, ojos, y senda, y oídos.

Yeats

BELLAS COSAS SEÑERAS


Bellas cosas señeras; la noble cabeza de O'Leary:

mi padre, en el escenario del Abbey, ante una multitud furiosa:

«Esta nación de santos» y luego, cuando los aplausos se extinguían:

«De santos de escayola»; echada hacia atrás la bella cabeza maliciosa.

Standish O'Grady buscando apoyo entre las mesas

y diciéndole a un auditorio borracho palabras de eminente insensatez;

Augusta Gregory sentada en su gran mesa de ormulu

cuando se acerba su octogésimo invierno: «Ayer me amenazó de muerte.

Le dije que todas las tardes, de seis a siete, me sentaba a esta mesa,

con las persianas subidas»;

Maud Gonne esperando un tren en la estación de Howth

Palas Atenea en la espalda erecta, en la cabeza arrogante:

todos los Olímpicos: algo que jamás volverá a verse.


Versión de Hernando Valencia Goelkel

martes, 21 de abril de 2009

Una noche, soledad, la noche, la noche

Cierro los ojos, mil montañas en el crepúsculo.
Me vacío de los diez mil pensamientos del mundo de los hombres.
Solo, silencioso, me siento de cara a la ventana vacía.
El incienso se consume durante la larga noche negra.
Sobre mi delgado hábito de monje, se acumula el rocío, blanco, denso.
La luna sube por el pico más alto.

Daigu Ryôkan
Bosque de Bambú
, Camino del Haiku.

lunes, 20 de abril de 2009

William Butler Yeats Sangre y luna


Carina M en Deviantart

SANGRE Y LUNA

Bendito sea este lugar
Y aún más bendita esta torre;
Un poder sangriento y arrogante
Se levantó de la raza
Para expresarla, para dominarla,
Se alzó como los muros
De estas cabañas azotadas por la tormenta.
Como burla he construido
Un emblema poderoso
Y lo canto verso a verso,
Como burla de una época
Medio muerta en la cima.

Aland la blanca














Calle en Deviantart


¡Marchemos!
Encontremos Aland, si aún existe.
Llenaremos las leyendas de nuestros hijos,
adornaréis a las mujeres con ámbar y oro
desgajado del confín del mar.
¡Vamos! ¿Qué teméis
si vais conmigo? Risueños
corríais hacia Pronos,
sin dudar me seguisteis en las luchas
en las tierras del este.

Los soldados dudan.
Observan las velas negras.
Ninguno sube a bordo.

Naves como éstas
llegaron a Ilión hace mucho tiempo, Jantes,
cargadas de tesoros imposibles,
de lujos sin cuento, de riqueza inmensa.
Ahora duermen olvidadas,
malditas por los dioses.
No nos ofrezcas el dinero, ni la gloria.
Nada compra la vida,
nada aplaca la cólera de los dioses.
Te seguiremos, Jantes, donde nos guíes,
pero no pasaremos de las columnas del cielo,
del árbol que sostiene el universo.
Buscar Aland es hallar la isla de los muertos;
en las noches lóbregas las almas toman los barcos
y navegan hasta el amanecer.
No queremos verlas.
Bien está que existan misterios en la tierra.

Espido Freire

domingo, 19 de abril de 2009

Caligramas







En origen la escritura fue de carácter pictográfico, ideográfico o una combinación de ambos, palabras que fueran como cosas, o cosas que fueran como la forma en que se dicen o designan. Luego llegaron los alfabetos, sin conexión entre lo designado y la palabra, y desde ellos, las palabras que actualmente utilizamos libres de cualquier contexto originario. A principio del siglo XX Guillaume Apollinaire idealiza el verso libre creando los caligramas, en los cuales se representa la imagen del discurso dibujándola con sus propias palabras.
Sería hermoso, que la palabra pájaro se pareciera a uno, fuera pequeña y frágil, y pudiera escaparse entre los dedos, que Amanecer pudiera henchirse, ser rojo sangre y oro y luz y llenara los ojos hasta desbordarlos... Sería hermoso que lo llamado y lo designado fueran uno, y existieran de verdad en este mundo la justicia o la verdad. Ah!, pero entonces habría fantasmas, y monstruos, y ogros bajo los puentes, y el miedo tendría el mismo tamaño que las montañas, y respiraríamos un aire sonoro y sólido, y caminaríamos sobre aguas que son espejo y abismo, el cielo sería aún más leve y lejano, y los dioses caminarían sobre la tierra portando armas de fuego en las manos.
Son extrañas las palabras, mero símbolo vacío, signo y convención, y aún y así, el vientre de todo cuando conocemos y somos...

Viajes y viajeros

Pues nos es dado
no reposar en ningún lugar
Hölderlin

La literatura es la puerta desde la que siempre me he asomado al mundo, y a mí misma, así que desde ella, como ejemplo, camino y espejo, arranco: Hay viajes, y viajeros, y hay caminos, y caminantes, y hay mapas, metas, y errantes. Yo quiero estar perdida.
Las novelas de aventuras siempre han llevado consigo el viaje como seña de identidad, es mucho más que el enfrentamiento a lo otro. Hay que salir, dejar atrás lo que se es y posee, lo que se conoce y ama, y enfrentarse a lo desconocido. Podríamos hablar de metáforas tan antiguas que son arquetipos, símbolos, de la alteridad que acaba siendo ganada, conocida, conquistada y por tanto anulada, el mar que empieza significando muerte y termina siendo camino, vientre de dones, las montañas que simbolizan lo prohibido, la puerta a los infiernos, y terminan siendo viejas conocidas, la extrañeza que siempre muestran otros cielos, pero el viaje es más que eso, y es parte esencial de las novelas de aventuras, de las de caballerías, de las de fantasía, porque es el motor del cambio en sí mismo. Dejar atrás el hogar, la seguridad, ya es enfrentarse al mundo. Hay, sin embargo, distintos tipos de viajes, los que acaban y los que no, y distintos tipos de hombres, los héroes y los errantes, los caminantes. La Odisea es el paradigma del viaje, es el origen y la semilla que germina en cada relato de aventuras, y muestra el primer tipo de viaje, aquél en el que el protagonista, cambiado por la sucesión de desventuras y logros pero que sigue siendo él, que nunca ha dejado de ser él, vuelve al hogar. Pero hay miles de historias más, algunas en las que el héroe ni siquiera tiene casa, o, teniéndola, jamás vuelve a considerarla final de trayecto. Bilbo Bolsón se vuelve con los elfos a través de las montañas que tanto añora, y después, mucho después, marchará con los elfos a otro destino que, aunque parece final, es aventura en sí mismo. Bilbo es un errante, un caminante. El viaje ha abierto en él el abismo. Como el caminante de Nietzsche, uno que no posee meta, que viaja con su sombra y se abre a las experiencias como un modo de ser lo que es, no la línea clara y concisa que siempre sigue Ulises, sino una suerte de peripecia, de apuesta, que le permita ser múltiples cosas a la vez. Hay que ser caminantes. Amantes del cambio, de la apuesta, del abismo que significa que nada te posea. Ser parte del camino, esperar siempre cada cambio, cada arroyo... Llevar encima siempre cuanto se posee como seña de indentidad y de fuerza. Como en la película-documental Una Amistad Inolvidable, pasar a formar parte del todo sólo cuando dejas de querer ser parte del todo. Cuando olvidas los enganches externos como método de reconociento de lo que eres. Un número de D.N.I, el nombre que otros te pusieron, los lugares en los que has trabajado... Hay que desear perderse, hay que desear la noche infinita, el mar como ensueño y fantasía, como límite y camino, vientre de todos los espejos. Tenemos que volver a soñar, y a llenar con esos sueños nuestras vidas. Ser errantes, como si estuviésememos perennemente enamorados... caminantes sin meta, que no sin rumbo. Reflejos de las estrellas, aventureros de nuestra propia vida.
Quiero pintarme la cara con barro, y buscar un palo entre la hojarasca, un paso entre las montañas azules, poner nombre a las estrellas y tardar en reconocerme en las aguas verdes de un lago inmombrado.
Quiero ser viento, paso y huellas que nadie entienda.

sábado, 18 de abril de 2009

Basho. Demasiado cielo en la mirada

Me llamarán "El caminante".
Primer chubasco.

Hoy el rocío
borrará la divisa
de mi sombrero.

La verdad

"El romance hablaba de cierto brujo y de cierta poetisa. De cómo el brujo y la poetisa se conocieron a la orilla del mar, entre los chillidos de las gaviotas, cómo se enamoraron desde el primer momento. De cuán hermoso y fuerte era su amor. De que nada, ni siquiera la muerte, sería capaz de destruir aquel amor ni de separarlos. Jaskier sabía que pocas personas creerían la historia que contaba el romance, pero no se preocupó por ello. Sabía que los romances no se escriben para que se crea en ellos, sino para emocionar. Algunos años después Jaskier podía haber cambiado el contenido del romance, haber escrito lo que sucedió en realidad. No lo hizo. La verdadera historia no hubiera emocionado a nadie. ¿Quién querría escuchar que el brujo y Ojazos no se volvieron a ver nunca más, ni una sola vez?, ¿que cuatro años más tarde Ojazos murió de viruela durante una epidemia que asoló Wyzima?, ¿que él, Jaskier, la sacó en sus brazos de entre los cadáveres quemados en las hogueras y la enterró lejos de la ciudad, sola y tranquila, y junto a ella, tal y como había pedido, dos cosas: su laúd y la perla celeste. Una perla de la que nunca se separó? No, Jaskier se quedó con la primera versión del romance. Pero aún y así jamás llegó a cantarla. Nunca. A nadie. Al amanecer, aún en la oscuridad, hasta su campamento se arrastró un lobisome hambriento y rabioso, pero al ver que era Jaskier quien allí estaba, escuchó un momento y se fue." Andrzej Sapkowski. La espada del destino. La saga de Geralt de Rivia Libro segundo.
Geralt de Rivia (Polaco: Geralt z Rivii), conocido también como Gwynnbleid (nombre en la Lengua Antigua que significa "El Lobo Blanco", llamado asi por las dríadas) es un brujo protagonista de la saga The Witcher de los libros de Andrzej Sapkowski y sus adaptaciones.
"A pesar de su nombre, Geralt realmente no procede de Rivia, pero a los brujos jóvenes, el maestro Vesemir les animaba a utilizar apodos, para conseguir que sus nombres sonaran más de fiar. Su primera elección fue Geralt Roger Eric du Haute-Bellegarde, pero fue rechazado por Vesemir por tonto y pretencioso."

viernes, 17 de abril de 2009

De otros caminantes

El mar estaba lejos.
Pero en el aire húmedo de la mañana
se percibía un vago olor salado y rumoroso.

Fue entonces cuando el hombre despertó.
Guardó en su pecho las hermosas imágenes del sueño
y emprendió su camino.

Atrás fueron quedando
las ciudades, los pueblos, las aldeas
que el afán de los hombres levantara.

Atravesó también bosques umbrosos,
tierras resecas, valles pensativos.
Pasaron muchas horas.

Y ya el sol último
arrojaba los restos de su incendio
a las cimas de los montes más altos.

Y el caminante se adentró en la noche
como un dios en su soledad.

Ahora la luna brilla en el centro del cielo
y su plena mirada contempla con amor
la juventud del hombre y su quimera.

El mar estaba aún lejos.
Pero ya podía oírse
su canción misteriosa.

La madrugada
refrescaba las sienes fatigadas del hombre,
que siguió caminando y advirtió
una presencia humana en la lejana orilla.

Una hermosa muchacha lo veía acercarse:
eran grandes sus ojos;
su cabello, oscuro como el viento nocturno:
su cuerpo, silvestre y frágil.

Intensamente se miraron,
y el silencio les hizo comprenderse.
Abandonaron sus ropas en la arena
y juntos penetraron en las oscuras aguas.


Eloy Sánchez Rosillo El mar estaba lejos

António Alves en Deviantart

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía,
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.


Antonio Machado A orillas del Duero.

¡Bendecida la fuerza de la roca!


Ture Ekroos en Deviantart

Oh Mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
"Piedad, piedad para el que más ofenda"

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,
¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y equivoca
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele


Alfonsina Storni. Irremediablemente. Frente al Mar

Que nada espere

...Y luché contra el mar toda la noche,
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere...

Gilberto Owen

Ecos de otros ecos


Alexandre Deschaumes en Deviantart

Dolor a carne
Carne a sangre
Sangre a víscera
Víscera a hueso
Hueso a tuétano
Tuétano a cenizas
Cenizas a hielo
Cenizas a hielo

Letanía común para enterrar a los muertos.

Y que así sean a partir de ahora los funerales.
Ondearemos negras banderas que cubran el cielo, haremos sonar la tierra toda bajo los pies, nuestros gritos serán como bandadas inmensas de cuervos, nos oirán hasta las montañas, nuestra voz calará las rocas y desbordará los ríos. No, no, ya nunca más nos iremos en silencio. Que el mundo, el cielo, el aire y la misma muerte, espejo invertido de todo don, se duelan, se retuerzan, lloren, ante el dolor y la pérdida de sus criaturas.

Me llamarán "El caminante"


Kelly Morss en Deviantart

Como recuerdo,
a una amapola
deja sus alas la mariposa


Los crisantemos
se incorporan, etéreos,
tras el chubasco.

Basho.

jueves, 16 de abril de 2009

Roger Wolfe

Escribo para gente que no tiene
Otro sitio donde caerse muerta
Que la superficie de un poema.

SOLO

Es como siempre
habías querido
estar
y no podías
hasta que
de repente
lo estás
y entonces
ya no quieres
estar solo
pero claro
quién no quiere
lo que no tiene.

Roger Wolfe.
Más que poemas, balazos, confesiones, abismos. Crudos y enteros.

Lo perdido

FUNERAL BLUES

Detengan los relojes
desconecten el teléfono
denle un hueso al perro
para que no ladre
Callen los pianos y con ese
tamborileo sordo
saquen el féretro...
Acérquense los dolientes
que los aviones
sobrevuelen quejumbrosos
y escriban en el cielo
el mensaje...
él ha muerto.

Pongan moños negros
en los níveos cuellos de las palomas
que los policías usen guantes
de algodón negro
Él era mi norte mi sur
mi este y oeste
mi semana de trabajo y mi
domingo de descanso
mi mediodía, mi medianoche
mi conversación, mi canción

Creí que el amor
perduraría por siempre.
Estaba equivocado.

No precisamos estrellas ahora...
Apáguenlas todas
Envuelvan la luna
desarmen el sol
Desagüen el océano y
talen el bosque
porque de ahora en adelante
nada servirá.

WH AUDEN

La piel de la memoria

La poesía

La poesía es inútil, sólo sirve
para cortarle la cabeza a un rey
o para seducir a una muchacha.
Quizás sirve también,
si es que el agua es la muerte,
para rayar el agua con un sueño.
Y si el tiempo le otorga su única materia,
posiblemente sirva de navaja,
porque es mejor un corte limpio
cuando abrimos la piel de la memoria.
Con un cristal partido, el deseo
hace heridas más sucias.
La poesía eres tú,
un corte limpio,
una raya en el agua
—si es que el agua es razón de la existencia -,
la mujer que se deja seducir
para cortarle la cabeza a un rey.

Luis García Montero. Completamente Viernes

La primavera pasa; lloran las aves / y son lágrimas los ojos de los peces.


Jose Luis Carratalá en Deviantart

Sobre la rama seca
un cuervo se ha posado;
cae la tarde en otoño.

Matsuo Basho
Poeta japonés considerado el padre de los haikus.

miércoles, 15 de abril de 2009

Una tormenta que no lo es


A Berta le Atormenta la Tormenta, un cuento suave, gótico e íntimo. Una tormenta de ecos apocalípticos se abate sobre la enorme mansión de Berta, laberíntica, llena de sombras, e inabarcable para una niña tan pequeña. Aún así su miedo le hace abandonar el cálido auxilio de las mantas para salir en busca de su padre, mientras la tormenta se cuela por ventanas y corredores y sus ecos multiplican los de la mansión. Un viaje tenebroso, lleno de los ecos desmedidos de "El Gabinete del Doctor Caligari" o de las primeras obras de Burton, y a la vez lleno de humor, ironía y la estructura formal de los cuentos antiguos, de las leyendas, con discurso lírico y moral.
Imprescindible.

Ungaretti


Brian Scott en Deviantart

La noche hermosa

¿Qué canto se ha elevado esta noche
que teje
de eco cristalino del corazón
las estrellas?
¿Qué fiesta surgida
de corazón en nupcias?
He sido
un espejo oscuro
Ahora muerdo
como un niño la teta
el espacio

ahora estoy ebrio
del universo.

El puerto sepulto

Llega el poeta
y después vuelve a la luz con sus cantos
y los dispersa
De esta poesía
me queda esa nada
de secreto inextinguible

Una parada en el bosque en una tarde nevada (Robert Frost)


Daniel White en Deviantart

Creo saber de quién es este bosque
el dueño vive en el pueblo, sin embargo;
no va a enterarse de que me detuve acá
a mirar su bosque lleno de nieve.
Mi caballito debe creer que es raro
parar sin que haya una granja cerca,
entre el bosque y el lago congelado,
la noche más oscura del año;
hace sonar el arnés al sacudirse
para preguntar si hubo algún error.
El otro único sonido que hay es el barrer
del viento suave y los copos como plumas.
El bosque es encantador, oscuro y profundo,
pero yo tengo promesas que cumplir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir.

Robert Frost

Mervin Peake

El problema con los geranios
¡es que son demasiado rojos!
El problema con mi tostada es que
está llenísima de pan.
El problema con un diamante
es que es demasiado brillante.
Lo mismo se aplica a los peces y a las estrellas
y a la luz eléctrica.
El problema con las estrellas que veo
es la manera en que vuelan.
El problema conmigo mismo es que
el centro de todo es el ojo.
El problema con mi espejo
es que me muestra a mí;
hay problemas en todas las cosas
cuando no debería ser así.

Las Brujas de Esmirna


"Unos días antes de irnos, Catina arrastró los pies hasta mi cama.

-¿Te vas a morir? -Le pregunté

-Ahora ya no. No tengas miedo. Me he redimido. Estaremos juntas para siempre. Y cuando me necesites, sólo tienes que encender una vela y vendré a hablar contigo. Hablaremos de lo que quieras.

-¿Tú tienes muchas hijas?

Levantó las cejas.

-Sólo te tengo a ti. ¿De dónde has sacado que tengo muchas hijas?- preguntó preocupada

-Esa mujer... la que iba vestida de negro

-¿Te acuerdas de ella?

-Creo que sí.

-No hay ninguna mujer de negro -Dijo al principio. Luego cambió de opinión- La mujer de negro es la madre de todas nosotras - dijo decidida-. Es la que decide nuestro destino.

-¿Es algo así como un dios?

La tía tiró de las sábanas y me tapó los hombros, porque pasó un poco de aire. La ventana se quedaba abierta toda la noche.

-¿Cómo qué dios?

-Como Cristo. ¿Quién más puede ser el buen Dios?

-Muchos. Todos los dioses son buenos. Tanto Cristo, como Buda, como Alá les piden a los hombres que hagan el bien.

-Nuestro dios es el mejor.

El viento se enfureció. Junto con las fragancias que traía de los dondiegos dentro de la habitación, movió las cortinas. Tenían que ser viejas, porque los flecos estaba deshilachados y la muchacha de Leros les había remendado el dobladillo. Les venían grandes a las puertas del balcón y se arrastraban sobre las tablas de madera. Las ventanas de la casa de Egina parecía que estuviesen vestidas con ropa ajena. Principesca, pero ajena.

-¡No le puedes decir a un niño de Arabia que tu dios es mejor que el suyo! Porque él te contestará lo mismo.

-¿Cómo se llama la mujer de negro?

-Atarti.

-¿Y ella en qué dios cree?

La tía apagó la luz de la mesita para que me durmiera. Si lo hubiera hecho mamá, habría protestado. Tenía miedo de la oscuridad y la luz de la mesita tenía una tulipa con dibujos de Mickey Mouse. Cuando la encendías empezaba a dar vueltas y proyectaba en las paredes los dibujos de Mickey y Donald, tan grandes como yo. La habitación daba vueltas como un parque de atracciones y yo me dormía la mar de contenta. Con la tía no protesté. En medio de la oscuridad total, la escuché decir:

-Todos los hombres son iguales. Si les cuentas un chiste, se reirán, si los asustas, tendrán miedo, si los golpeas, les dolerá... El cuerpo y el alma son los mismos, creas en el dios que creas, vivas donde vivas, seas del color que seas. La madre Atarti cree en sus almas."


Las Brujas de Esmirna. Mara Meimardi. Ed. Berenice


En la obra, que ya ha sido comparada con 'La casa de los espíritus' y 'Como agua para chocolate', se narra la historia de una joven llamada María que hereda de su tía un gran baúl lleno de escritos, conjuros de amor, recetas y maldiciones que fueron utilizados por ésta para vengarse de los hombres en una sociedad como la otomana en la que la opresión masculina sobre la femenina era manifiesta. Estos ingredientes sobrenaturales utilizados como forma de combatir el opresivo machismo, así como las descripciones y críticas que sobre la sociedad turca realiza la autora, ha provocado el rechazo de las autoridades otomanas a este manuscrito, razón por la cual les ha llevado a prohibir la venta del libro en este país y a acusar al editor Abdullah Yildiz de “denigrar la identidad nacional”, una imputación que le enfrenta a varios años de cárcel.

Gormenghast o la Torre de Babel

Mervyn Peake

Igual que un gran mercado…
Igual que un gran mercado atrae a los excéntricos
soy como una ciudad levantada en arcilla
donde los locos medran, ya que bajo mi piel,
en cualquier soportal o calleja secreta

que serpea en mis huesos de medianoche, ellos
acechan harapientos, esperando impacientes
la orden de tomar mi esternón,
y asolar la capital con vivas a la revolución.
Trad. J.D

"Fucsia era mi sueño. La idea de lo infinito, de lo irreal, de la inocencia moribunda..."
Robert Smith (músico)

Voy a hablar de una trilogía lamentablemente inacabada, la de Mervyn Peake, editada maravillosamente por Minotauro (Aunque con algún desacierto). Titus Groan, Gormenghast y Titus Solo. (Hablar de trilogía, en realidad, no es del todo exacto, pues a la muerte de Peake se encontraron notas y borradores para otras dos novelas de la serie. Además, la tercera novela, Titus Alone, quedó inconclusa y se publicó póstumamente sin el permiso expreso de su autor.)Lo primero que llama la atención es la incréible traducción, lo bien que se lee, la suavidad con que olvidas que las palabras han tenido que ser cambiadas, buscadas entre unas distintas, cultural y psicológicamente, para asemejarse a las otras ya escritas. Es una obra singular, distinta, pervertida como el reflejo en un espejo. El marco de la acción queda encerrado casi completamente en el babilónico castillo de Gormenghast, cuna y mundo de la dinastía nobiliaria de los Groan («quejido» o «gruñido» en castellano). Ésta trilogía ha sido englobada dentro de la literatura fantástica, aunque en ella el extrañamiento no viene dado por hechos sobrenaturales, ecos de fantasmas o ucronías, sino por lo excéntrico de sus personajes y situaciones, por la inversión de la vida que supone. Se ha convertido en una obra de culto que ha ganado adeptos fieles desde su aparición, y ha merecido los elogios de escritores como Graham Greene, Anthony Burgess o C.S. Lewis.
La familia Groan y su séquito de sirvientes conforman un inventario de personajes singulares mas creíbles. Es algo distinto del mundo, de la luz, y eso se percibe desde el inicio desde el abismo que supone los nombres que ostentan, traducidos con mayor o menor fortuna en edición de Minotauro (lo que constituye uno de los aspectos más criticados de dicha edición).
El conde, Lord Sepulcrave (Sepulcravo), es un hombre melancólico y amenazado por la locura. La rubicunda condesa Lady Gertrude vive rodeada de pájaros de varias especies y millares de gatos. Su hija Fuchsia (Fucsia) es una muchacha hosca, soñadora e imaginativa, desapegada de la realidad. La niñera Nannie Slagg (Tata Ganga) es una anciana simple y temerosa. El criado del conde es el apergaminado Flay (Excorio), que alberga una honda animadversión hacia el orondo y relamente mezquino chef de cocina Swelter (Vulturno), un desprecio correspondido por este último. El médico es el doctor Prunesquallor (Prunescualo), que sazona sus conversaciones con risitas espasmódicas. El nonagenario maestro de ceremonias Sourdust (Agrimoho) es el custodio de la férrea tradición que rige la rutina del castillo. Las hermanas de Sepulcrave, Cora y Clarice, son dos mellizas idénticas deseosas de poder. El Poeta es uno de los escasos interlocutores del conde Sepulcrave. Todos ellos conforman una turba de personajes bien construidos que logran hacerse un hueco en la memoria del lector.
No se dan datos acerca del pasado de la familia y de su morada, pero se adivina que es una estirpe centenaria y que ese pasado no debió diferir en mucho del presente. Los cimientos del minucioso sistema que rige los comportamientos de los habitantes de Gormenghast van a resultar conmocionados por el nacimiento de Titus, el heredero de ojos violeta de Sepulcravo y futuro conde septuagésimo séptimo, y por las tretas de Steerpike (Pirañavelo), un joven pinche de cocina que va a emprender una serie de maquinaciones para hacerse con el poder. El intrincado castillo es un personaje más, el más complejo y fuerte, y la presencia de sus muros, sus torres y almenas y sus estancias sombrías gravitan continuamente en el transcurso de la historia, no sólo como marco físico, sino también como trasunto visual del clima psicológico que se respira.
No hay comunicación entre sus habitantes y el mundo exterior, salvo por acontecimientos puntuales como el rito según el cual los habitantes de las casas apiñadas en torno a la muralla brindan a los nobles una vez al año unas tallas de madera, de las cuales se salvan no más de tres a ser conservadas en la Galería de las Tallas Brillantes al cuidado del señor Rottcodd, o la búsqueda de una nodriza para el recién nacido. Las gentes del pueblo que circundan la muralla componen una estampa polvorienta de seres prematuramente envejecidos. Incluso dentro del castillo hay estancias que son reductos prácticamente incomunicados, como la citada Galería de las Tallas Brillantes en la que transcurre la vida de Rottcodd, el desván al que en principio únicamente Fuchsia tiene acceso por medio de una puerta oculta tras su cama y en el que se siente dueña de un reino secreto, la biblioteca en la que Lord Sepulcravo pasa la mayor parte del tiempo que no le roban los deberes impuestos por la tradición o los aposentos de las gemelas Cora y Clarice en el ala sur. La familia parece reunirse únicamente en aquellos actos propios del protocolo, y los condes ven a su hijo Titus en contadas ocasiones tras su nacimiento y no muestran excesivo interés en él. Gormenghast es un mundo cerrado, anquilosado y constreñido por el peso de esa tradición que rige la vida del castillo y que Agrimoho o Excorio se ocupan de hacer cumplir. Y es ese clima excesivamente recargado, ese protocolo oscuro y complejo, lo que hace respirar al libro, el hilo sobre el que todos se mueven y son. La sensación que domina el espíritu al leer Titus Groan es la de contemplar un gran cuadro, un enorme fresco antiguo procedente de otro tiempo repleto de figuras y detalles, o más propiamente un tapiz de un castillo abandonado del cual, entre el polvo acumulado por los siglos, sólo pudiéramos entrever sombras iluminadas por breves notas de color. A cualquier lugar donde uno mire siempre encuentra algo en lo que detenerse y extasiarse. Cientos de historias que se suceden en un lugar limitado, un marco formado por el alucinante castillo de Gormenghast, pero con tantos meandros, muros, pasillos y escaleras, recovecos y rincones que se antoja inabarcable. Es el infinito contenido en una estática fotografía.
La prosa de Peake es evocadora y visual, plástica y rica, se paladea y penetra a una (también pintaba). Las palabras son imágenes y las imágenes mundos. La peculiar fisionomía de los personajes nos es legada no sólo a través de las descripciones, sino también por medio de las ilustraciones que el propio autor hizo, oscuras, desgarradas y llenas de melancolía. Además de sus obras, Peake ilustró libros, haciendo hermosas ilustraciones burtonianas para libros igualmente oscuros como los hermanos Grimm, Coleridge, Lewis Carroll o Robert Louis Stevenson.

Incluyo un párrafo para que os hagais una idea libre de cuanto he escrito:

GORMENGHAST, es decir, la mole principal de la piedra originaria, habría ostentado una cierta cualidad de pesadez arquitectónica si hubiese sido posible ignorar el enjambre de míseras viviendas que circunvalaban los muros exteriores como una erupción epidémica. Las casas de barro se desparramaban por la pendiente encabalgándose unas sobre otras hasta alcanzar la muralla del castillo; allí las más recónditas se apoyaban en los gruesos muros, agarrándose como lapas a las piedras. Una ley ancestral les permitía esta intimidad glacial con la fortaleza que se cernía encima. Sobre los techos irregulares caían, a lo largo de las estaciones, las sombras de los contrafuertes roídos por el tiempo, de los torreones quebrantados y altivos, y sobre todo la enorme sombra de la Torre de los Pedernales. Esta torre, irregularmente moteada de yedra negra, se alzaba por entre los puños de la mampostería almenada como un dedo mutilado y blasfemo que señalaba al cielo.

Otro día hablaremos del autor, cuya biografía es igualmente interesante e imprescindible.