sábado, 20 de octubre de 2012

El peor viaje del mundo

A la edad de 25 años Apsley Cherry-Garrard fue uno de los miembros más jóvenes de la expedición Terra Nova, liderada por Robert Falcon (1910–1913).

Ésta fue la segunda y última expedición de Scott a la Antártida. La participación de Cherry fue inicialmente desestimada, y al no querer quedar fuera de la expedición, hizo la promesa de contribuir con £1,000 para subsidiar los costos de la misma. Al ser rechazado nuevamente, probó su suerte haciendo una donación desinteresada. Movido por este particular gesto, y al mismo tiempo persuadido por el Dr Edward, cuenta Wilson, Scott acordó tomar a Cherry como asistente en biología.

Con Wilson y el teniente Henry Bowers, Cherry realizó un viaje al cabo Crozier en julio de 1911 durante el invierno austral para recoger unos huevos de pingüino emperador en sus primeros estados de embriogénesis para comparar los primeros estados embrionarios por la creencia que el pingüino emperador era el ave más primitiva que existía. En aquel entonces Cherry sufría de un alto grado de miopía y veía muy poco sin sus anteojos, los cuales no podía usar mientras viajaba en trineo.

En la oscuridad casi total, y con la temperatura que rondaba entre los -34 °C y los -56 °C, Cherry y sus compañeros acarrearon su trineo hasta más de 96 kilómetros de la base de Scott en el cabo Evans al lado más lejano de la isla de Ross. Congelado y agotado, montaron una base provisional con labor de piedras y tapada con una lona y plantaron la tienda como de costumbre a unos metros de ella, pero la ventisca que sopló por encima de la planicie hizo efecto succión y la arrastró durante la noche, con lo que no tuvieron otra opción que dormir en los sacos mientras en su improvisado refugio entraba la nieve y les cubría al haberse también perdido la lona protectora superior. Cuando cesaron los vientos sin embargo, tuvieron la fortuna de encontrar su tienda alojada en las rocas. Con éxito recogieron tres huevos y lograron llegar agotados a el cabo Evans, a veces recorriendo solamente una milla y media por día.
Cherry se refirió a esta peripecia más adelante como el ' el peor viaje del mundo ', y dio este título a su libro.

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