miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sin color y aún así vibrante







El diseñador Harc Lee (aka EunHak Lee), la mitad de la agencia de diseño neoyorquina Ryan Harc, ha presentado una propuesta innovadora con la que pretende contribuir a la conservación del medio ambiente. Una lata de Coca Cola sin pintar, de diseño minimalista y futurista, con la que pretende que dejen de utilizarse las habituales y tóxicas pinturas que colorean los envases metálicos.
Cuando Lee cayó en la cuenta de la cantidad de botes para refresco que se fabrican al cabo del día, con el elevado coste medioambiental que ello supone, decidió que tenía que tomar partido desde la parcela a la que dedica su trabajo. Por ello ha ideado un nuevo packaging con el que pretende convencer a Coca Cola de que se pueden seguir fabricando envases de aluminio para sus bebidas a la vez que reducen el impacto sobre el planeta. Y todo ello sin incrementar el coste de fabricación.

La lata que ha presentado elimina todo rastro de pintura y presenta el aluminio en crudo con el logo de la marca en sobresaliente relieve. Con ello se pretende, además de evitar el uso de sustancias colorantes de corte tóxico, reducir costes en la planta de reciclado al no existir la obligación de realizar una separación de pintura y aluminio para posteriores usos de los envases.

¿Es posible llevar a cabo un giro tan radical en la imagen de la marca sin que con ello se vean resentidas las cifras de venta o el valor de mercado?

Es una propuesta realmente seria y eficaz esta tan conceptual. Su solución es una deconstrucción del icono sin merma de su impresionante capacidad de distinguirse, una vuelta a la simbología más simple y clara: La que funciona.

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