jueves, 30 de abril de 2009
Mi cerebro sin luz: altar vacío
Eres el dueño de un ámbito cerrado como un sueño
El río interminable
Una sola mujer, igual a las demás, pero que es ella.
Ya no es mágico el mundo
miércoles, 29 de abril de 2009
Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
¿En qué profundidades distantes,
¿Y qué hombro, y qué arte
¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
Como una sola flor desesperada
y con el sueño fatalmente obseso
Mi vida es de tu vida tributaria,
¿En qué oro y en qué rosa me detengo,
Es la hora de la hiel, la hora morada
Se me acerca la tierra del descanso
Amé, ay Dios, amé a hombres y bestias
martes, 28 de abril de 2009
Lejos de la mirada de Dios
El corazón del creador de Ejecutor
Jack Leyreloup his portfolio in Deviantart
Amo su luz y su fuerza
Viaje a la ficción
de un hombre o una mujer a quien sería justo, aunque insuficiente, llamar brujo, chamán, curandero, pues aunque también sea algo de eso, es nada más y nada menos que alguien que también sueña y comunica sus sueños a los demás para que sueñen al unísono con él o ella: un contador de historias.
Quienes están allí, mientras, embrujados por lo que escuchan, dejan volar su imaginación y salen de sus precarias existencias a vivir otra vida —una vida de a mentiras, que construyen en silenciosa complicidad con el hombre o la mujer que, en el centro del escenario, fabula en voz alta—, realizan, sin advertirlo, el quehacer más privativamente humano, el que define de manera más genuina y excluyente esa naturaleza humana entonces todavía en formación: salir de sí mismo y de la vida tal como es mediante un movimiento de la fantasía para vivir por unos minutos o unas horas un sucedáneo de la realidad real, esa que no escogemos, la que nos es impuesta fatalmente por la razón del nacimiento y las circunstancias, una vida que tarde o temprano sentimos como una servidumbre y una prisión de la que quisiéramos escapar. Quienes están allí, escuchando al contador, arrullados por las imágenes que vierten sobre ellos sus palabras, ya antes, en la soledad e intimidad, habían perpetrado, por instantes o ráfagas, esos exorcismos y abjuraciones a la vida real, fantaseando y soñando. Pero convertir aquello en una actividad colectiva, socializarla, institucionalizarla, es un paso trascendental en el proceso de humanización del primitivo, en la puesta en marcha o arranque de su vida espiritual, del nacimiento de la cultura, del largo camino de la civilización.
Inventar historias y contarlas a otros con tanta elocuencia como para que éstos las hagan suyas, las incorporen a su memoria —y por lo tanto a sus vidas—, es ante todo una manera discreta, en apariencia inofensiva, de insubordinarse contra la realidad real. ¿Para qué oponerle, añadirle, esa realidad ficticia, de a mentiras, si ella nos colmara?
Se trata de un entretenimiento, qué duda cabe, acaso del único que existe para esos ancestros de vidas animalizadas por la rutina que es la búsqueda del sustento cotidiano y la lucha por la supervivencia. Pero imaginar otra vida y compartir ese sueño con otros no es nunca, en el fondo, una diversión inocente. Porque ella atiza la imaginación y dispara los deseos de una manera tal que hace crecer la brecha entre lo que somos y lo que nos gustaría ser, entre lo que nos es dado y lo deseado y anhelado, que es siempre mucho más. De ese desajuste, de ese abismo entre la verdad de nuestras vidas vividas y aquella que somos capaces de fantasear y vivir de a mentiras, brota ese otro rasgo esencial de lo humano que es la inconformidad, la insatisfacción, la rebeldía, la temeridad de desacatar la vida tal como es y la voluntad de luchar por transformarla, para que se acerque a aquella que erigimos al compás de nuestras fantasías."
Hierba Mora
Tres lugares, tres tipos de vida y tres mujeres entrelazan una historia de cómo el conocimiento femenino alcanza sus metas. Ya el título hace referencia a la planta que a su vez es una metáfora de la mujer. “Hierba mora es una planta, una mala hierba común que comparte con las mujeres la mala fama, ya que de una y otra se ha ido diciendo que son tóxicas y de mala ralea” Tres mujeres en tiempos y espacios distintos se encargarán de rebatir la aspiración cartesiana de la racionalidad pura en detrimento de la perniciosa pasión. Para lograrlo, la autora atribuye tres amantes a Descartes, tres pozos de sabiduría cotidiana, sensibles y sabias, que usarán la palabra como camino para la curación del dolor y la comprensión de sí mismas.
lunes, 27 de abril de 2009
El señor Mee
A cualquier luz capaz de ser camino le llaman Aforismo
Los cuervos afirman que un sólo cuervo podría destruir los cielos. Indudablemente, es así, pero el hecho no prueba nada contra los cielos, porque los cielos no significan otra cosa que la imposibilidad de los cuervos.
domingo, 26 de abril de 2009
La Literatura Gótica
¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
La viña desdeña los frescos valles,
La vida no está dedicada a la muerte,
¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
Y si no podéis soportar la hermosura,
Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
La palabra gótico en sus orígenes se utilizaba para designar la barbarie germánica, aquello que se asociaba a la oscuridad medieval: el desorden, la rigidez estanca de las creencias, con su separación perfecta de lo bueno y lo malo, y el caos, que era tomado a parte aunque fuera indudablemente malo. Y es tras Hölderlin y los primeros románticos que llega este cambio y el público adecuado que lo recoja, y sin duda son ellos, los llamados Malditos, Heterodoxos y Alucinados: Arthur Rimbaud, Hölderlin, Algernon Blackwood... los que cruzan el primer puente. Así, y no de la nada, todo está ligado siempre a todo, es que aparece en Inglaterra la figura de Horace Walpole (1717-1797) y su Castillo de Otranto (1764), considerada por muchos la primera novela gótica. Y aunque hay un marcado gusto por la oscuridad, este es sólo un elemento decorativo en la trama, es el escenario, es la luz lo que persigue y ama el autor, la pureza, la inocencia... El mal sigue siendo algo ajeno al hombre, ni siquiera comparten aire, el mal es desmesurado, inaccesible, grotesco, diferente de la medida real del hombre. Pero sin duda es el Castillo de Otranto la grieta por la que entra lo que ahora llamamos gótico.
En 1820, aparecerá la última obra de importancia que asentará no sólo la literatura gótica, sino los conceptos sobre la oscuridad y la importancia real del hombre y sus cargas tal y como los conocemos: Melmoth el Errabundo, del clérigo irlandés Charles Robert Maturin. La novela de Maturin trata sobre como su personaje, Melmoth, tras sellar un pacto con el diablo, recibirá una vida inmortal, llena de tormentos, en la cual su cuerpo vagará sin alma y sin rumbo. Su condición no cambiará hasta que encuentre alguien que quiera aceptar el trato con el diablo y heredar su maldición. Melmoth, en su agonía, visitará lugares tan siniestros como prisiones, manicomios, los tribunales de la Inquisición... Y si nos atrevemos, tendremos el gran honor de ser testigos de un viaje sin retorno hasta las mismas puertas del infierno.
Parte del camino
Michal Karcz en Deviantart
Han venido las lluvias
sucias
y no hay lugar al que volver
tenemos de nuevo las manos vacías
¿Me iría?
Michal Karcz en Deviantart
viernes, 24 de abril de 2009
El camino irremisible hacia la noche
Michal Karcz en Deviantart
combada bajo el peso de la luz,
y varada queda
ante la boca abierta
púrpura y ámbar
de la noche, la negra barrera,
Siempre la última.
Así moriremos también nosotros
doblados, perdidos, abiertos, divididos
bajo el peso de la luz en las entrañas
en las cuencas de los ojos
en las vacías manos tan blancas...
Solos ante la blanca orilla,
ante el mar, al que nos abisma,
El mar
sombra, vientre y espejo vacío,
alma de todos los espejos
cuna de abismos
padre del desaliento
fin de toda luz...
Reencuentro, tumba y abrazo frío
olvidado...
Es la luz que deslumbra y desgasta,
la que nos arrojara primero al mundo.
La que nos abre y arrastra, divide y ancla.
Nos guia luego hacia el muro,
más abajo,
más abajo
la nada
a nosotros, criaturas de noche y arena,
sin ojos ni alas.
Eso implica la Luz.
Porque en el primer alba
o bajo la noche más oscura
es el simple vivir,
de araña vieja tejido paciente de vida, calor y luz,
el entramado de sueños y cenizas amargas
que nos sustenta, el resultado de vida:
La vida, es lo que mata
jueves, 23 de abril de 2009
Voldrien
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz
Ann Mei en Deviantart
No entres dócilmente en esa buena noche.
No entres dócilmente en esa buena noche,
Que al final del día debería la vejez arder y delirar;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
Aunque los sabios entienden al final que la oscuridad es lo correcto,
Como a su verbo ningún rayo ha confiado vigor,
No entran dócilmente en esa buena noche.
Llorando los hombres buenos, al llegar la última ola
Por el brillo con que sus frágiles obras pudieron haber danzado en una verde bahía,
Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.
Y los locos, que al sol cogieron al vuelo en sus cantares,
Y advierten, demasiado tarde, la ofensa que le hacían,
No entran dócilmente en esa buena noche.
Y los hombres graves, que cerca de la muerte con la vista que se apaga
Ven que esos ojos ciegos pudieron brillar como meteoros y ser alegres,
Se enfurecen, se enfurecen ante la muerte de la luz.
Y tú, padre mio, allá en tu cima triste,
Maldíceme o bendíceme con tus fieras lágrimas, lo ruego.
No entres dócilmente en esa buena noche.
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.
Dylan Thomas
miércoles, 22 de abril de 2009
Miedo
Michal Karcz en Deviantart
al que abisma el vacío,
lo entiendo,
siempre es lo mismo:
Estamos perdidos,
y vacíos,
la noche es inafrontable,
y el salto a lo desconocido
infinito.
Pero ya basta:
Dios sólo es una palabra,
y la muerte simple final de trayecto
Son mejor sendero,
las bocas y manos ajenas,
los únicos, en serio,
caminos capaces de guiar corazones,
pero nos llenamos de aire,
de palabras antiguas lavadas con sangre,
como globos
que no pueden elevarse,
no hay respuestas,
dicen,
y lo entiendo,
el miedo, pero sin respuestas
las preguntas carecen de significado.
Miramos la noche,
sobrecogidos,
buscamos en ella
estrellas, respuestas,
canciones y sendas,
¿qué va a haber ahí fuera
por hermoso que parezca,
que no vayamos a hallar
dentro?
La oscuridad nos da miedo,
y no somos capaces
de jugar con las
luciérnagas
Despacio
Michal Karcz en Deviantart
Hay una nota sonando,
eco de sí misma,
en el fondo de cada abismo,
la que se tocara, despacio,
con la cuerda tensa
que a la vida ata la mente,
antes de que la noche
por la luz fuera violada,
así que el abismo llama, siempre,
al abismo, grieta y grito,
que desde cada uno de nosotros
lo reclama.
Encrucijada
Michal Karcz en Deviantart
de cualquier camino,
que sea senda, parte, tránsito y laberinto.
Enterrar es detener, pero también poseer,
y seré presa sí, pero liberada al fin, parte al fin,
de todos los caminos sin recorrer y las horas vacías.
Quiero por piel la celosía de luz que las ramas tejen en el aire,
para comunicarse así con la tierra tan lejana,
el rumor inextinguible, prueba y trazo,
del viento arrojándose sobre los bosque antiguos,
quiero que me entierren en la orilla del camino,
y ser para siempre, huella, ojos, y senda, y oídos.
Yeats
BELLAS COSAS SEÑERAS
Bellas cosas señeras; la noble cabeza de O'Leary:
mi padre, en el escenario del Abbey, ante una multitud furiosa:
«Esta nación de santos» y luego, cuando los aplausos se extinguían:
«De santos de escayola»; echada hacia atrás la bella cabeza maliciosa.
Standish O'Grady buscando apoyo entre las mesas
y diciéndole a un auditorio borracho palabras de eminente insensatez;
Augusta Gregory sentada en su gran mesa de ormulu
cuando se acerba su octogésimo invierno: «Ayer me amenazó de muerte.
Le dije que todas las tardes, de seis a siete, me sentaba a esta mesa,
con las persianas subidas»;
Maud Gonne esperando un tren en la estación de Howth
Palas Atenea en la espalda erecta, en la cabeza arrogante:
todos los Olímpicos: algo que jamás volverá a verse.
martes, 21 de abril de 2009
Una noche, soledad, la noche, la noche
Me vacío de los diez mil pensamientos del mundo de los hombres.
Solo, silencioso, me siento de cara a la ventana vacía.
El incienso se consume durante la larga noche negra.
Sobre mi delgado hábito de monje, se acumula el rocío, blanco, denso.
La luna sube por el pico más alto.
Daigu Ryôkan
Bosque de Bambú, Camino del Haiku.
lunes, 20 de abril de 2009
William Butler Yeats Sangre y luna
Carina M en Deviantart
Aland la blanca
Calle en Deviantart
domingo, 19 de abril de 2009
Caligramas
Viajes y viajeros
no reposar en ningún lugar
Hölderlin
La literatura es la puerta desde la que siempre me he asomado al mundo, y a mí misma, así que desde ella, como ejemplo, camino y espejo, arranco: Hay viajes, y viajeros, y hay caminos, y caminantes, y hay mapas, metas, y errantes. Yo quiero estar perdida.
Las novelas de aventuras siempre han llevado consigo el viaje como seña de identidad, es mucho más que el enfrentamiento a lo otro. Hay que salir, dejar atrás lo que se es y posee, lo que se conoce y ama, y enfrentarse a lo desconocido. Podríamos hablar de metáforas tan antiguas que son arquetipos, símbolos, de la alteridad que acaba siendo ganada, conocida, conquistada y por tanto anulada, el mar que empieza significando muerte y termina siendo camino, vientre de dones, las montañas que simbolizan lo prohibido, la puerta a los infiernos, y terminan siendo viejas conocidas, la extrañeza que siempre muestran otros cielos, pero el viaje es más que eso, y es parte esencial de las novelas de aventuras, de las de caballerías, de las de fantasía, porque es el motor del cambio en sí mismo. Dejar atrás el hogar, la seguridad, ya es enfrentarse al mundo. Hay, sin embargo, distintos tipos de viajes, los que acaban y los que no, y distintos tipos de hombres, los héroes y los errantes, los caminantes. La Odisea es el paradigma del viaje, es el origen y la semilla que germina en cada relato de aventuras, y muestra el primer tipo de viaje, aquél en el que el protagonista, cambiado por la sucesión de desventuras y logros pero que sigue siendo él, que nunca ha dejado de ser él, vuelve al hogar. Pero hay miles de historias más, algunas en las que el héroe ni siquiera tiene casa, o, teniéndola, jamás vuelve a considerarla final de trayecto. Bilbo Bolsón se vuelve con los elfos a través de las montañas que tanto añora, y después, mucho después, marchará con los elfos a otro destino que, aunque parece final, es aventura en sí mismo. Bilbo es un errante, un caminante. El viaje ha abierto en él el abismo. Como el caminante de Nietzsche, uno que no posee meta, que viaja con su sombra y se abre a las experiencias como un modo de ser lo que es, no la línea clara y concisa que siempre sigue Ulises, sino una suerte de peripecia, de apuesta, que le permita ser múltiples cosas a la vez. Hay que ser caminantes. Amantes del cambio, de la apuesta, del abismo que significa que nada te posea. Ser parte del camino, esperar siempre cada cambio, cada arroyo... Llevar encima siempre cuanto se posee como seña de indentidad y de fuerza. Como en la película-documental Una Amistad Inolvidable, pasar a formar parte del todo sólo cuando dejas de querer ser parte del todo. Cuando olvidas los enganches externos como método de reconociento de lo que eres. Un número de D.N.I, el nombre que otros te pusieron, los lugares en los que has trabajado... Hay que desear perderse, hay que desear la noche infinita, el mar como ensueño y fantasía, como límite y camino, vientre de todos los espejos. Tenemos que volver a soñar, y a llenar con esos sueños nuestras vidas. Ser errantes, como si estuviésememos perennemente enamorados... caminantes sin meta, que no sin rumbo. Reflejos de las estrellas, aventureros de nuestra propia vida.
Quiero pintarme la cara con barro, y buscar un palo entre la hojarasca, un paso entre las montañas azules, poner nombre a las estrellas y tardar en reconocerme en las aguas verdes de un lago inmombrado.
Quiero ser viento, paso y huellas que nadie entienda.
sábado, 18 de abril de 2009
Basho. Demasiado cielo en la mirada
Primer chubasco.
Hoy el rocío
borrará la divisa
de mi sombrero.
La verdad
viernes, 17 de abril de 2009
De otros caminantes
António Alves en Deviantart
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Ture Ekroos en Deviantart
Oh Mar, enorme mar, corazón fiero
Que nada espere
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere...
Gilberto Owen
Ecos de otros ecos
Alexandre Deschaumes en Deviantart
Carne a sangre
Sangre a víscera
Víscera a hueso
Hueso a tuétano
Tuétano a cenizas
Cenizas a hielo
Cenizas a hielo
Letanía común para enterrar a los muertos.
Y que así sean a partir de ahora los funerales.
Ondearemos negras banderas que cubran el cielo, haremos sonar la tierra toda bajo los pies, nuestros gritos serán como bandadas inmensas de cuervos, nos oirán hasta las montañas, nuestra voz calará las rocas y desbordará los ríos. No, no, ya nunca más nos iremos en silencio. Que el mundo, el cielo, el aire y la misma muerte, espejo invertido de todo don, se duelan, se retuerzan, lloren, ante el dolor y la pérdida de sus criaturas.
Me llamarán "El caminante"
Kelly Morss en Deviantart
Como recuerdo,
jueves, 16 de abril de 2009
Roger Wolfe
Otro sitio donde caerse muerta
Que la superficie de un poema.
SOLO
Es como siempre
habías querido
estar
y no podías
hasta que
de repente
lo estás
y entonces
ya no quieres
estar solo
pero claro
quién no quiere
lo que no tiene.
Roger Wolfe.
Más que poemas, balazos, confesiones, abismos. Crudos y enteros.
Lo perdido
Detengan los relojes
desconecten el teléfono
denle un hueso al perro
para que no ladre
Callen los pianos y con ese
tamborileo sordo
saquen el féretro...
Acérquense los dolientes
que los aviones
sobrevuelen quejumbrosos
y escriban en el cielo
el mensaje...
él ha muerto.
Pongan moños negros
en los níveos cuellos de las palomas
que los policías usen guantes
de algodón negro
Él era mi norte mi sur
mi este y oeste
mi semana de trabajo y mi
domingo de descanso
mi mediodía, mi medianoche
mi conversación, mi canción
Creí que el amor
perduraría por siempre.
Estaba equivocado.
No precisamos estrellas ahora...
Apáguenlas todas
Envuelvan la luna
desarmen el sol
Desagüen el océano y
talen el bosque
porque de ahora en adelante
nada servirá.
WH AUDEN
La piel de la memoria
La poesía es inútil, sólo sirve
para cortarle la cabeza a un rey
o para seducir a una muchacha.
Quizás sirve también,
si es que el agua es la muerte,
para rayar el agua con un sueño.
Y si el tiempo le otorga su única materia,
posiblemente sirva de navaja,
porque es mejor un corte limpio
cuando abrimos la piel de la memoria.
Con un cristal partido, el deseo
hace heridas más sucias.
La poesía eres tú,
un corte limpio,
una raya en el agua
—si es que el agua es razón de la existencia -,
la mujer que se deja seducir
para cortarle la cabeza a un rey.
Luis García Montero. Completamente Viernes
La primavera pasa; lloran las aves / y son lágrimas los ojos de los peces.
Jose Luis Carratalá en Deviantart
Sobre la rama seca
un cuervo se ha posado;
cae la tarde en otoño.
Matsuo Basho
Poeta japonés considerado el padre de los haikus.
miércoles, 15 de abril de 2009
Una tormenta que no lo es
Ungaretti
Brian Scott en Deviantart
La noche hermosa
¿Qué canto se ha elevado esta noche
que teje
de eco cristalino del corazón
las estrellas?
¿Qué fiesta surgida
de corazón en nupcias?
He sido
un espejo oscuro
Ahora muerdo
como un niño la teta
el espacio
ahora estoy ebrio
del universo.
El puerto sepulto
Llega el poeta
y después vuelve a la luz con sus cantos
y los dispersa
De esta poesía
me queda esa nada
de secreto inextinguible
Una parada en el bosque en una tarde nevada (Robert Frost)
Daniel White en Deviantart
Creo saber de quién es este bosque
el dueño vive en el pueblo, sin embargo;
no va a enterarse de que me detuve acá
a mirar su bosque lleno de nieve.
Mi caballito debe creer que es raro
parar sin que haya una granja cerca,
entre el bosque y el lago congelado,
la noche más oscura del año;
hace sonar el arnés al sacudirse
para preguntar si hubo algún error.
El otro único sonido que hay es el barrer
del viento suave y los copos como plumas.
El bosque es encantador, oscuro y profundo,
pero yo tengo promesas que cumplir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir,
y kilómetros por recorrer antes de dormir.
Robert Frost
Mervin Peake
¡es que son demasiado rojos!
El problema con mi tostada es que
está llenísima de pan.
El problema con un diamante
es que es demasiado brillante.
Lo mismo se aplica a los peces y a las estrellas
y a la luz eléctrica.
El problema con las estrellas que veo
es la manera en que vuelan.
El problema conmigo mismo es que
el centro de todo es el ojo.
El problema con mi espejo
es que me muestra a mí;
hay problemas en todas las cosas
cuando no debería ser así.
Las Brujas de Esmirna
Gormenghast o la Torre de Babel
Igual que un gran mercado…
Igual que un gran mercado atrae a los excéntricos
soy como una ciudad levantada en arcilla
donde los locos medran, ya que bajo mi piel,
en cualquier soportal o calleja secreta
que serpea en mis huesos de medianoche, ellos
acechan harapientos, esperando impacientes
la orden de tomar mi esternón,
y asolar la capital con vivas a la revolución.
Trad. J.D
"Fucsia era mi sueño. La idea de lo infinito, de lo irreal, de la inocencia moribunda..."
Robert Smith (músico)
Voy a hablar de una trilogía lamentablemente inacabada, la de Mervyn Peake, editada maravillosamente por Minotauro (Aunque con algún desacierto). Titus Groan, Gormenghast y Titus Solo. (Hablar de trilogía, en realidad, no es del todo exacto, pues a la muerte de Peake se encontraron notas y borradores para otras dos novelas de la serie. Además, la tercera novela, Titus Alone, quedó inconclusa y se publicó póstumamente sin el permiso expreso de su autor.)Lo primero que llama la atención es la incréible traducción, lo bien que se lee, la suavidad con que olvidas que las palabras han tenido que ser cambiadas, buscadas entre unas distintas, cultural y psicológicamente, para asemejarse a las otras ya escritas. Es una obra singular, distinta, pervertida como el reflejo en un espejo. El marco de la acción queda encerrado casi completamente en el babilónico castillo de Gormenghast, cuna y mundo de la dinastía nobiliaria de los Groan («quejido» o «gruñido» en castellano). Ésta trilogía ha sido englobada dentro de la literatura fantástica, aunque en ella el extrañamiento no viene dado por hechos sobrenaturales, ecos de fantasmas o ucronías, sino por lo excéntrico de sus personajes y situaciones, por la inversión de la vida que supone. Se ha convertido en una obra de culto que ha ganado adeptos fieles desde su aparición, y ha merecido los elogios de escritores como Graham Greene, Anthony Burgess o C.S. Lewis.
La familia Groan y su séquito de sirvientes conforman un inventario de personajes singulares mas creíbles. Es algo distinto del mundo, de la luz, y eso se percibe desde el inicio desde el abismo que supone los nombres que ostentan, traducidos con mayor o menor fortuna en edición de Minotauro (lo que constituye uno de los aspectos más criticados de dicha edición).
El conde, Lord Sepulcrave (Sepulcravo), es un hombre melancólico y amenazado por la locura. La rubicunda condesa Lady Gertrude vive rodeada de pájaros de varias especies y millares de gatos. Su hija Fuchsia (Fucsia) es una muchacha hosca, soñadora e imaginativa, desapegada de la realidad. La niñera Nannie Slagg (Tata Ganga) es una anciana simple y temerosa. El criado del conde es el apergaminado Flay (Excorio), que alberga una honda animadversión hacia el orondo y relamente mezquino chef de cocina Swelter (Vulturno), un desprecio correspondido por este último. El médico es el doctor Prunesquallor (Prunescualo), que sazona sus conversaciones con risitas espasmódicas. El nonagenario maestro de ceremonias Sourdust (Agrimoho) es el custodio de la férrea tradición que rige la rutina del castillo. Las hermanas de Sepulcrave, Cora y Clarice, son dos mellizas idénticas deseosas de poder. El Poeta es uno de los escasos interlocutores del conde Sepulcrave. Todos ellos conforman una turba de personajes bien construidos que logran hacerse un hueco en la memoria del lector.
No se dan datos acerca del pasado de la familia y de su morada, pero se adivina que es una estirpe centenaria y que ese pasado no debió diferir en mucho del presente. Los cimientos del minucioso sistema que rige los comportamientos de los habitantes de Gormenghast van a resultar conmocionados por el nacimiento de Titus, el heredero de ojos violeta de Sepulcravo y futuro conde septuagésimo séptimo, y por las tretas de Steerpike (Pirañavelo), un joven pinche de cocina que va a emprender una serie de maquinaciones para hacerse con el poder. El intrincado castillo es un personaje más, el más complejo y fuerte, y la presencia de sus muros, sus torres y almenas y sus estancias sombrías gravitan continuamente en el transcurso de la historia, no sólo como marco físico, sino también como trasunto visual del clima psicológico que se respira.
No hay comunicación entre sus habitantes y el mundo exterior, salvo por acontecimientos puntuales como el rito según el cual los habitantes de las casas apiñadas en torno a la muralla brindan a los nobles una vez al año unas tallas de madera, de las cuales se salvan no más de tres a ser conservadas en la Galería de las Tallas Brillantes al cuidado del señor Rottcodd, o la búsqueda de una nodriza para el recién nacido. Las gentes del pueblo que circundan la muralla componen una estampa polvorienta de seres prematuramente envejecidos. Incluso dentro del castillo hay estancias que son reductos prácticamente incomunicados, como la citada Galería de las Tallas Brillantes en la que transcurre la vida de Rottcodd, el desván al que en principio únicamente Fuchsia tiene acceso por medio de una puerta oculta tras su cama y en el que se siente dueña de un reino secreto, la biblioteca en la que Lord Sepulcravo pasa la mayor parte del tiempo que no le roban los deberes impuestos por la tradición o los aposentos de las gemelas Cora y Clarice en el ala sur. La familia parece reunirse únicamente en aquellos actos propios del protocolo, y los condes ven a su hijo Titus en contadas ocasiones tras su nacimiento y no muestran excesivo interés en él. Gormenghast es un mundo cerrado, anquilosado y constreñido por el peso de esa tradición que rige la vida del castillo y que Agrimoho o Excorio se ocupan de hacer cumplir. Y es ese clima excesivamente recargado, ese protocolo oscuro y complejo, lo que hace respirar al libro, el hilo sobre el que todos se mueven y son. La sensación que domina el espíritu al leer Titus Groan es la de contemplar un gran cuadro, un enorme fresco antiguo procedente de otro tiempo repleto de figuras y detalles, o más propiamente un tapiz de un castillo abandonado del cual, entre el polvo acumulado por los siglos, sólo pudiéramos entrever sombras iluminadas por breves notas de color. A cualquier lugar donde uno mire siempre encuentra algo en lo que detenerse y extasiarse. Cientos de historias que se suceden en un lugar limitado, un marco formado por el alucinante castillo de Gormenghast, pero con tantos meandros, muros, pasillos y escaleras, recovecos y rincones que se antoja inabarcable. Es el infinito contenido en una estática fotografía.
La prosa de Peake es evocadora y visual, plástica y rica, se paladea y penetra a una (también pintaba). Las palabras son imágenes y las imágenes mundos. La peculiar fisionomía de los personajes nos es legada no sólo a través de las descripciones, sino también por medio de las ilustraciones que el propio autor hizo, oscuras, desgarradas y llenas de melancolía. Además de sus obras, Peake ilustró libros, haciendo hermosas ilustraciones burtonianas para libros igualmente oscuros como los hermanos Grimm, Coleridge, Lewis Carroll o Robert Louis Stevenson.
Incluyo un párrafo para que os hagais una idea libre de cuanto he escrito:
GORMENGHAST, es decir, la mole principal de la piedra originaria, habría ostentado una cierta cualidad de pesadez arquitectónica si hubiese sido posible ignorar el enjambre de míseras viviendas que circunvalaban los muros exteriores como una erupción epidémica. Las casas de barro se desparramaban por la pendiente encabalgándose unas sobre otras hasta alcanzar la muralla del castillo; allí las más recónditas se apoyaban en los gruesos muros, agarrándose como lapas a las piedras. Una ley ancestral les permitía esta intimidad glacial con la fortaleza que se cernía encima. Sobre los techos irregulares caían, a lo largo de las estaciones, las sombras de los contrafuertes roídos por el tiempo, de los torreones quebrantados y altivos, y sobre todo la enorme sombra de la Torre de los Pedernales. Esta torre, irregularmente moteada de yedra negra, se alzaba por entre los puños de la mampostería almenada como un dedo mutilado y blasfemo que señalaba al cielo.
Otro día hablaremos del autor, cuya biografía es igualmente interesante e imprescindible.