Cierro los ojos, mil montañas en el crepúsculo.
Me vacío de los diez mil pensamientos del mundo de los hombres.
Solo, silencioso, me siento de cara a la ventana vacía.
El incienso se consume durante la larga noche negra.
Sobre mi delgado hábito de monje, se acumula el rocío, blanco, denso.
La luna sube por el pico más alto.
Daigu Ryôkan
Bosque de Bambú, Camino del Haiku.
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