Nunca he podido llevar un diario, empiezo con mucho entusiasmo, normalmente en un cuaderno nuevo, cuántas moleskine habré comprado con ese firme propósito, y me canso, o aburro u olvido enseguida, y no es que mi vida sea muy compleja, en serio, es sólo que el entusiasmo, que es lo que me mueve normalmente, no dura para siempre. Así que tengo miles de cuadernitos preciosos, en serio, bonitisímos, a medio empezar o ni eso, en cada rincón de mis caóticas posesiones. Suelo decir que los colecciono, me da menos apuro confesar compulsión que falta de disciplina y voluntad. Y siempre he querido tener uno de lecturas, ya saben, uno en el que apuntes lo que vas leyendo, si es bueno, o malo o regular, o si no te importa en absoluto porque te ha ganado. Y lo que tengo son miles de notas, a veces en post-its, en billetes de bus, en el reverso de notas de la compra o en los marcapáginas de la biblioteca. A veces creo que soy una suerte de agujero negro existencial que hace desaparecer o convierte en otra cosa todo cuanto toca. Así que he empezado esto con la intención de hacer un diario de lecturas. Un guión de aquello que acometo con voracidad en mis centros de perversión, Zuloa o Jocker, en mi territorio de caza, o en los dungeons ocasionales a los que me veo arrastrada cada vez que huelo a papel.
(Imagen: My Little Friend Is Angry by NatalieKapusta. Deviantart)
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