martes, 30 de junio de 2009

Arte versus creatividad

my-v-mez-itz
I was asked to customize a Mez-Itz for Comic-Con and decided to give him a Guy Fawkes mask. Creating the miniaturized mask was a bit more involved than I had anticipated — involving clay, silicone molds, plaster, and paints.

He’s all done now and he decided to show me around New York a bit.

Here we are tresspassing (although the sign isn’t legible)





http://anerroroccurredwhileprocessingthisdirective.com/2009/06/19/my-v-mez-itz/


Me han preguntado hoy porqué he variado el hilo del blog, le he respondido que no había hecho mucho caso a lo posteado ultimamente, que creo debería saberlo, pero ha hecho un día horrible hoy, tanto sol que costaba respirar, y atardece ya, y declinan las ideas en la mente, siguiendo el ancestral arco del disco, y me he pintado un sol enorme en la mano, es un momento confuso, de tránsito dirían los que jamás pisan suelo, de recogida, siento. Así que no sé muy bien porqué lo hice, ni si lo hice, siquiera, ni cómo explicarlo... Y en esta burbuja calma pienso que no toda la poesía se escribe, ni siquiera se dice, ni todo lo escrito como tal puede llegar a tocarnos. Ni el arte es todo lo que es nuevo y epata. ¡Menos mal! Podría decir que el arte habla, pero me siento siempre pedante a estas horas, la noche es propicia para eso y ya la siento cerca, fresca y negra y siempre nueva. ¿Cómo voy a poder saber y aún menos llegar a decir qué es el arte? La poesía nos mira, amigos, es más grande y mayor que nosotros aunque esté hecha de la misma pasta, es eterna y llama al único hombre que hay, el que estamos siendo todos y cada uno de nosotros a través de los tiempos. Creo que la poesía es indistinguible del arte, la pregunta es, entonces: ¿qué es arte?

Una idea a meditar, que soy el que murió en la cruz y el que le clavó a ella, el que dictó la sentencia y todos aquellos que le lloraron, simulacro de lo que lloraría en otras guerras posteriores antes de alzar la vista para escupir tinturas sobre la mano abierta apoyada en la pared de la cueva en penumbra, bajo el fuego que también yo custodiaba, esperando mi turno de dejar huella, y lavarme la boca luego con el champagne sobrante del bautizo del Titanic antes de enjuagarme los ojos para seguir recogiendo algodón bajo el cielo inflamado de Louissiana. Hay un hombre y millones de vidas, uno solo. Recordadlo la próxima vez que os enfrentéis a los otros. El tiempo es una falacia, el espacio, como la gravedad, una mentira, explicadme sino cómo es que sigue deteniéndonos el aliento en la garganta la Victoria de Samotracia.

Buenas noches.

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