martes, 7 de julio de 2009

Lecciones de cotidianeidad


La saga de Charlaine Harris, una vieja conocida ya, ha levantado de nuevo la cabeza entre las listas novedades no sólo por el auje de los vampiros con el éxito indescriptible de Stephanie Meyer y la adaptación cinematográfica de la primera de sus novelas, si no también por que ha llegado hasta nosotros la serie televisiva de sus libros: "True Blood". Una serie dirigida por Alan Ball conocido por la ya famosa "A dos metros bajo tierra", serie que la mayoría tilda de pedante, pesada e innecesaria y que a mi siempre me ha encantado, quizá por ser diferente.
Los vampiros han salido del armario, un nuevo invento japonés True Blood, sustituye a la sangre y ya no "necesitan" matar. ¿Está la cerrada sociedad de Luisiana preparada? Nuestra protagonista, una telépata que ya sabe lo que es la marginación, va a comprobarlo.
La saga de Harris sorprende en muchos sentidos, es cierto que es novela rosa y que hay quizá demasiado sexo, pero los personajes son creíbles y están bien pensados, la trama está bien urdida y todo tiene un punto sórdido que lo convierte en hiper realista, otro punto interesante para una novela rosa que además tiene vampiros. Los vampiros aparecen como seres atrapados por la ferocidad de sus deseos, pero no están torturados, ni son oscuramente deliciosos, ni hablan de la noche o el pecado, rompen con el esquema de vampiro como ser elegante, oscuro, lleno de remordimiento que sólo busca redimirse. Este también es un punto de vista interesante teniendo en cuenta lo que suelen ofrecernos las librerías.
Hay botellas de cerveza vacías en el suelo, gente viviendo en caravanas, cobertizos de mala muerte, falta de dinero, gente muy ignorante y fanática, gente que guarda rencor, envidias, el sur profundo y nada agradable en toda su extensión. La autora es una mujer sincera y valiente. Eso no suele verse ni en las novelas tenidas por literatura. Un sur pobre, ignarente, engreido y plagado de mosquitos, un sitio en el que todo el mundo cobra.
De alguna manera, además, el director lo mejora considerablemente sin apenas cambiarlo, las escenas son como un fresco viviente, no olvidemos que Harris no es una gran escritora, me temo, a pesar de cuanto he dicho. Profundiza en ese ambiente, en lo que ese ambiente hace en la gente, en lo que ese mundo puede darse a sí mismo. La música es muy buena y los actores muy, muy correctos. La serie, he de decir, pese todos mis recelos, mejora los libros.
Así que ya sabéis deseosos de romance: un mucho de amor complicado y muy, muy romántico, algo de sexo tórrido, vívido, curioso y esperado, un poco de romances que se intuyen entre los secunadrios, algo de intriga y unas gotas de terror, que sí que lo hay, para que podamos acercarnos a este tipo de "literatura" sin culpabilidad.

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